La organización mexicana ´´Seguridad, Justicia y Paz'' ha
publicado en los últimos años el ranking estadístico sobre ´´las 50 ciudades
más peligrosas del mundo’’, estando en este listado- el año pasado- las urbes
Caracas (Venezuela), San Pedro Sula (Honduras) y San Salvador (El Salvador).
En primer lugar, es sesgada la metodología, al considerar
como peligrosas o violentas -tales ciudades- solo con el criterio de las tasas
de homicidios por 100 mil habitantes, algo que no toma en cuenta la complejidad
de las sociedades. Los medios de comunicación hegemónicos reproducen esta
información sin tomar en cuenta -tenazmente- su metodología, el significado del
concepto ciudad y la excepción de las áreas de guerra convencionales a la hora
de medir los parámetros de lo que es peligroso.
En segundo lugar, nos hacen creer que las tasas de
homicidios dolosas son solo por efecto de la delincuencia de las pandillas o por el
narcotráfico, y ¿por qué no puede ser por causas amorosas?¿Quién o quienes- y
como- reportan la cantidad de homicidios que hay en una ciudad? ¿tendrá
veracidad el reporte de estos homicidios?¿por qué la palabra peligrosa nos hace
relacionarlo con la delincuencia y no con anomalías geográficas o con
accidentes de tránsito?¿Por qué estas estadísticas nos puede llevar al
prejuicio y a la estigmatización de estas ciudades?. El gran dilema
epistemológico es, por un lado, lo que nos dicen las estadísticas, y por
el otro, es la percepción en terreno.
Y por último, poner énfasis en la metodología de una
estadística social es una muestra de transparencia y ética de la información;
entonces es válido preguntarse ¿Qué intereses hay detrás de la elección de una
metodología para configurar una estadística? y cómo esta última se puede
convertir en una verdad incuestionable para la opinión pública
mundial?...la respuesta la tendrá que resolver el propio lector…. Lo que está
claro que el poder de comunicar es relevante- en un medio de comunicación
masivo- a la hora de ganar legitimidad hacia los receptores de noticias en todo
el mundo, por eso es importante considerar los matices y no entramparse en
los maniqueísmos que puede reproducir una estadística.
Rodrigo Bustos. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano.
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