junio 22, 2019

Las 4 claves del conflicto entre Chile y Bolivia. Una síntesis de la visión del sociólogo Felipe Portales.

¿Por qué Bolivia quedó inconforme con el tratado de 1904 con Chile?

Para responder esta pregunta es necesario dar a conocer los antecedentes fundamentales que permitan comprender al lector el histórico conflicto entre ambos países. Antes le dejamos la siguiente reseña:

En los últimos años ha estado muy latente en la opinión pública el tema de la demanda marítima de Bolivia contra Chile disputado en una corte internacional con un resultado positivo para Chile, provocando una serie de interpretaciones de la historia que han sido de índole nacionalista y carente de racionalidad. Por eso es importante hacer una revisión de la historia de aquél conflicto que tiene su mayor manifestación en la Guerra del Pacífico (1879-1883) y en los posteriores tratados y quiebres diplomáticos. Una de las personas que describe este proceso es Felipe Portales, que es un destacado sociólogo chileno que escribió en el libro Historias desconocidas de Chile un interesante capítulo titulado ¿Por qué Bolivia quedó insatisfecha con el tratado de 1904?.

El autor comienza describiendo sutilmente los antecedentes de la Guerra del Pacífico como fueron el tratado de 1874 y la expansión económica de Chile describiendo a éste último como la ´´Prusia de Sudámerica'' por su mala reputación de ser un país con afanes imperialistas en desmedro de los países vecinos.

Podríamos sintetizar en 4 hitos lo que escribe el autor sobre el conflicto diplomático entre Chile y Bolivia, describiéndola de la siguiente manera:


1.- El desconocido Tratado de 1895.

Cumplió con el conducto regular ya que el parlamento boliviano ratifica aquel tratado y es promulgado por el presidente Mariano Baptista. El mismo caso para Chile donde es promulgado por el presidente Jorge Montt y su Canciller Adolfo Guerrero en el Diario Oficial.

Es formalmente conocido como el tratado de paz, amistad, comercio y transferencia de territorio en donde no hay mucha conciencia de parte de la opinión pública de aquél tratado que se describe de la siguiente manera:

´´Chile se comprometía, una vez adquiridas definitivamente Tacna y Arica (fuere por plebiscito o por arreglo directo), a transferirlas, también en dominio definitivo, a Bolivia'', y que ´´si Chile no adquiría Tacna y Arica, se obligaba a ceder a Bolivia la caleta Vitor hasta la quebrada de Camarones, u otra analoga''*

Algo que evidentemente no se cumplió, por eso es valido preguntarse ¿Por qué la diplomacia chilena ignoró este tratado hasta el definitivo de 1904? El autor plantea que las diferencias de interpretación con respecto al alcance del corredor  y las protestas de Perú de que Chile dispusiera de territorios todavía disputados entre ellos fueron la excusa perfecta para el Estado chileno incumplir con las clausulas del tratado. ¿Es la principal causa del actual descontento boliviano con el tratado de 1904? Diríamos que no, pero es una de las tantas aristas del actual conflicto diplomático entre varios países.


2.- El tratado de 1904.

Este tratado es la piedra angular de los permanentes conflictos diplomáticos con Bolivia y que se resume de la siguiente manera:

A)Bolivia reconoce la pérdida de los territorios conquistados por Chile a cambio de compensaciones económicas como la construcción  del ferrocarril Arica-La Paz, la concesión a Bolivia del libre tránsito comercial por los puestos del Pacífico y el derecho a constituir agencias aduaneras en los puertos chilenos.   

Ya más adelante Bolivia tratará de objetar este acuerdo bilateral por medio de memorándum bilaterales y conferencias internacionales con el argumento de que su país ´´no puede vivir aislada del mar'', sin dar un argumento sólido al respecto. Lo que se reflejó en el fallo final del Corte Internacional de la Haya.


3.- La injerencia diplomática de Estados Unidos en el conflicto.

Sabía usted que Estados Unidos fue el mediador en las negociaciones por la disputa territorial entre Chile y Perú por las ciudades de Tacna y Arica?. ¿Qué tanto Bolivia como Perú unieron sus esfuerzos para que en la Conferencia de París y luego en la Sociedad de Naciones (Post Primera Guerra Mundial) ordenaran la revisión de los tratados de 1883 (de Ancón con Perú) y de 1904 teniendo como resultado un rotundo fracaso?

Ya en 1920 el gobierno de Chile le notificó discretamente a Estados Unidos que estaba dispuesto a entregar Tacna a Perú y que existía la posibilidad de traspasar a Bolivia la caleta de Sama y una faja de terreno extendida desde dicha caleta hasta el ferrocarril Arica-La Paz, solucionando así las aspiraciones portuarias de Bolivia.

Luego en 1926, cuando Estados Unidos estaba mediando para la realización del plebiscito consensuado en el Tratado de Ancon (para concretarse en 1894), el gobierno de Chile le presentó al estadounidense una propuesta alternativa al plebiscito que según el ex presidente Arturo Alessandri dejaba Tacna para el Perú, Arica para Chile y una faja para Bolivia. Así se especula que esta propuesta fue mencionada como una de las causas por las que Estados Unidos, con el acuerdo del Perú declaró impracticable realizar aquél plebiscito.

Ante esto usted se preguntará por qué Estados Unidos tiene que intervenir en decisiones limítrofes bilaterales ajenos a sus fronteras? Qué intereses tenía la potencia del norte en las controversias mencionadas? Sin duda que el gobierno norteamericano estaba disputando la hegemonía económica con Inglaterra, principalmente en el rubro de la minería. Lamentablemente las grandes potencias instalan sus tentáculos en desmedro de la soberanía de los países en conflicto....



4.- El tratado de Lima de 1929.

Este tratado ha sido soslayado por los gobiernos de Chile y Bolivia en el diferendo marítimo y que resolvió el conflicto con el Perú devolviéndole a este la Provincia de Tacna y ´´conservando'' Chile la de Arica. Usted se preguntará que relación tiene Bolivia en este tratado? Sucede que existe una clausula secreta que impide cualquier acceso soberano al mar para Bolivia en el extremo norte de Chile si no se cuenta con el consentimiento de Chile-Perú. Es decir que desde entonces el tema de la mediterraneidad de Bolivia no es un tema bilateral, sino que trilateral. Como muestra de esto en 1975 se llegó a un acuerdo entre Chile y Bolivia (El acuerdo de Charaña) para que esta última tuviera un acceso soberano al mar a través de una franja territorial en el extremo norte de Chile, a cambio de un territorio boliviano equivalente que obtendría nuestro país. Respecto de ella, Perú presentó una contrapropuesta de un triangulo de soberanía compartida por los tres países en la zona de Arica que Chile y Bolivia rechazaron, volviendo todo a foja cero.




*Gonzalo Vial, Historia de Chile (1891-1973), Volumen II, Editorial Zig-Zag, Santiago, 1982, p.188.

Bibliografia.

- Felipe Portales. Historias desconocidas de Chile. Catalonia.2016.

- Gonzalo Vial, Historia de Chile (1891-1973), Volumen II, Editorial Zig-Zag, Santiago, 1982, p.188.

-Fernando Hormazábal. El libro blanco de Chile. El problema marítimo boliviano. Centro de Estudios Bicentenario. 2005.

Rodrigo Bustos. Licenciado en Historia, Chile.

junio 15, 2019

La refundación del liberalismo económico. La sociedad Montt Pellerin.



Como se ha observado, el coloquio Lippmann, se fijó el objetivo de refundar el liberalismo, aun cuando estuvo dominado por las fracturas entre corrientes teóricas disimiles de las cuales las más destacadas fueron la que postulaba la economía social de mercado y la que defendía el sistema económico neoclásico. Las diferencias teóricas sobre el papel del estado en la dirección del modelo, unido a la idea de refundar el liberalismo, iniciativa, con una notable falta de madures por lo reciente de su propuesta y hasta los orígenes etimológicos del término “nuevo liberalismo” provocaron que el coloquio Lippmann en 1938 dejara sus objetivos incompletos.

Sin embargo, el coloquio sirvió de base para que nueve años más tarde tuviera lugar una idea que durante la segunda guerra mundial germino en la mente de Friedrich Hayek: reunir a un “amplio frente de hombres de buena voluntad” que se dieran a la tarea de refundar y poner en pie de guerra al liberalismo. Así en abril 1947 se inauguraba la Sociedad Mont Pelerin. La SMP nace autoproclamándose como un grupo de intelectuales con un interés netamente científico y doctrinario, independiente de los partidos políticos.

Queda de manifiesto desde el inicio que, a diferencia del coloquio Lippnamm, ya no existía una cantidad de corrientes teóricas heterogéneas, ni el riesgo de fracturas, la visión de defender las tesis neoclásicas es mucho más homogénea que antes. Solo subsiste la heterogeneidad disciplinar ya que hay abogados, historiadores, cientistas políticos, periodistas, filósofos y economistas. Más allá de los nombres de los asistentes y su orden de importancia, está clara dentro de la sociedad la idea weberiana (11) de demarcar las funciones del intelectual, del político y del técnico-(economistas)- con miras a promover la implantación del modelo de libre mercado en el mundo.

Entre los organizadores e invitados estaban: Ludwig Erhard, William Rappard, Maurice Allais, Aron Director, Walter Eucken, Milton Frideman, Friedrich Hayek, Franck Knigth, Fritz Machlup, Salvador de Madariaga, Ludwig Von Mises, Michael Polanyi, Karl Popper, Lionel Robbins, Wilhem Ropcke, y George Stigler. El carácter pluridisciplinario de la reunión inaugural en Suiza se fue diluyendo con las siguientes reuniones donde predominarán los economistas de profesión de los cuales los más destacados serán Gary Becker y James Buchanan.

En el caso de Montt Pellerin, tuvieron especial peso en la elaboración teorico- intelectual Von Mises, Hayek, Ropcke y el filósofo Karl Popper. Desde la elaboración intelectual. Desde la visión de la implementación técnica de un modelo de economía libre tuvieron influencia economistas como Maurice Allais, Aron Director y Milton Friedman y desde el enfoque de la experiencia política, estuvo el llamado padre del “milagro alemán” de post-guerra Ludwhig Erhard.

En la SMP las corrientes teóricas casi se reducen a dos: la encabezada por Wilhem Ropcke y William Rappard, quienes van a postular la economía social de mercado. Esta corriente en Mont Pelerin, representó los valores de solidaridad cristiana y se trasformo en un programa económico que postulaba una sociedad agraria de pequeños propietarios alejada de las leyes del mercado que pudieran concentrar la propiedad de la tierra en unas pocas manos. Sus postulados económicos se trasformaron en la columna vertebral de las coaliciones social-cristianas en Europa. A pesar de defender esta teoría y de tener diferencias notables con Hayek, al respecto hay que recalcar que Ropcke y Rappard comparten con este su radicalidad en contra de la intervención estatal en la economía.

Pero en Mont Pelerin, la escuela más influyente fue la neoclásica o neoliberal, por dos razones: primero porque abordo temáticas clave en la que todos participaron como la libre empresa, la economía de libre mercado, medidas contra cíclicas de pleno empleo, teoría monetaria, libre fijación de precios, salarios mínimos y sindicatos entre otros. En segundo lugar, porque abordo el análisis de la economía desde varios campos disciplinarios y epistemológicos: desde la filosofía política, sociología, antropología, epistemología, historiografía y economía.

Quienes analizaron la sociedad abierta de manera multidisciplinar, fueron Friedrich Hayek y Karl Popeer. Desde lo filosófico Hayek asume una postura de ruptura total con el liberalismo del siglo XVIII, es decir con enciclopedismo racionalista de Descartes y Rousseau. El racionalismo cartesiano consideraba que solo debemos creer en lo que podemos demostrar y que el racionalismo debe observarlo y analizarlo todo para conocer “la cosa en sí”. La diferencia entre el verdadero liberalismo y el falso para Hayek estaba precisamente en el papel que se asignaba la razón, que para Hayek era muy limitada en el hombre como para poder conocer la cosa en sí, y por lo tanto decidir que era justo y que no lo era. El filósofo austriaco se oponía al liberalismo clásico, por intentar crear un orden social basado en la razón y el conocimiento, despreciando las tradiciones. Hayek respecto de los hombres y las tradiciones tenía una visión marcadamente evolucionista; no hacía falta el conocimiento perfecto hacia el pasado, ya que, si el hombre de la modernidad vivía bajo cierto orden normativo, era porque ese orden y esas tradiciones habían sido más fuertes para sobrevivir a otros órdenes que no pudieron mantenerse en el tiempo. Dado esto, el liberalismo clásico, así como la economía keynesiana y el socialismo de planificación central chocaban constantemente con el obstáculo de la razón humana y su pretensión de aspirar a conocer en todo momento que es deseable o no para las sociedades.

Epistemológicamente, Hayek considera que la razón humana está muy limitada y que las interacciones del individuo no se dan a través de un aprendizaje sistemático, sino que la mayoría le vienen dadas y es imposible justificarlas racionalmente. En Hayek hay una concepción negativa del conocimiento humano al que considera incapaz de conocer el mundo en su totalidad, dado que es imposible la totalidad del conocimiento, el individuo puede solo conocer fragmentos de este, por lo cual no puede predecir el comportamiento futuro de hombres y mujeres que ni siquiera conoce, mucho menos predecir los comportamientos de los mercados; solo se puede aspirar  a tener una parte de la información no las informaciones completas de todas las interacciones humanas, de ahí la imposibilidad de las direcciones de economías dirigistas-estatistas en resolver que producir, como producir y para quien.

Friedrich Hayek realiza un análisis epistemólogo y antropológico saliéndose del análisis económico propiamente tal. En esta empresa de elaborar un análisis original, se apoya en las tesis de Kant (empirismo) y David Hume (escepticismo). Si hubiese que sintetizar su pensamiento, se podría decir que Hayek pensaba que la razón humana no ha generado el orden actual de las cosas y por lo tanto tampoco podría modificarlo. Siendo limitada la razón, y el conocimiento disperso es imposible planificar y preveer procesos, puesto que no se pueden establecer las relaciones causa-efecto que serían necesarias para anticiparse a las crisis.


La influencia de Karl Popper, la ruptura filosófica con el liberalismo clásico y el nacimiento de la escuela de Chicago

En la elaboración epistemologíca de Hayek se advierte la influencia del racionalismo crítico de Karl Popper quien postulaba que todo conocimiento científico es provisorio. Aun así, se distanciaba de las teorías popperianas ya que este filosofo fue el autor del criterio de demarcación de las ciencias o falsacionismo que era eminentemente empírico; era la experiencia la que debía establecer si los enunciados científicos se acercaban a la verdad o se alejaban. Además, la teoría de Karl Popper era científica, no una visión del mundo como la de Hayek; si las primeras son más acotadas, las segundas son más extensas y difieren en su fundamentación.

Las relaciones entre las tesis del pensamiento de Friedrich Hayek y el liberalismo clásico de los siglos XVII y XVIII fueron siempre complejas; dos de los grandes representantes del liberalismo John Loocke y Thomas Hobbes, consideraban que todos los hombres eran iguales por naturaleza. Hayek por el contrario creía que los hombres eran naturalmente desiguales. Esta diferencia teórica se unió al “antirracionalismo” de Hayek. Pero su teoría lejos de ser una creación original, es más bien un “compilado original” de pensamientos, donde destaca la influencia de aquellos teóricos que Hayek denominaba como verdaderos liberales: Tocqueville, Smith y Ferguson, además de rescatar los pensamientos de Mendeville y David Hume. Sin embargo, aun con los “verdaderos liberales” tenía diferencias ya que Kant hizo alusión a la importancia de la independencia de la razón en su pensamiento, así como Tocqueville subrayo que el individualismo se exacerbaba con el despotismo, ya que aislaba al sujeto y lo alejaba del espacio público y de la comunidad.

Aún cuando la Sociedad Mont Pelerin es tenida como más homogénea teóricamente de lo que fue el coloquio Lippmann, no es menos cierto que también surgieron diversas corrientes y se originaron disputas importantes. Es en la SMP donde hace su debut la escuela de Chicago y es este encuentro, el primero que recibe grandes fondos económicos de la las patronales norteamericanas, opuestas al estado keynesiano. Siempre se tiende a creer que uno de los personajes más destacados de la escuela de Chicago es Milton Friedman, y se piensa que este fue incluso el alma de la Sociedad Mont Pelerin. Ambas afirmaciones, sin embargo, están lejos de ser reales. Milton Friedman no es el miembro más destacado de la escuela de Chicago ya que ese momento, Aron Director y Franck Knight eran los máximos representantes de esta incipiente escuela y quienes invitaron Friedman al coloquio.

Lo cierto es que Milton Friedman no fue un asistente destacado en esta reunión y la escuela de Chicago que en ese momento está influida por Henry Simons y liderada por Director y Knight, era muy distinta teóricamente de los que fue después con Friedman a la cabeza.

En efecto después de la SMP surge una nueva fractura dentro del neoliberalismo que ya no solo se limita a las diferencias con la economía social de mercado “progresista” de Lippmann y Ropcke, divergencia característica de la primera mitad del siglo XX. En Mont Pelerin además, surge la divergencia entre la escuela a austriaca y la escuela de Chicago. La escuela austríaca siempre dio prioridad a un enfoque más filosófico y metodológico en tanto que la escuela de Chicago, ya con Friedman a la cabeza le dará primacía a un enfoque estadístico, propio de los economistas como se constata en su obra cumbre. De hecho, Friedman sostenía que el impacto del monetarismo se debía a su rigor científico y no a ser producto de una tesis filosófica. Sus estudios señalaban que una economía de libre mercado no estaba necesariamente sujeta a crisis cíclicas como la crisis de 1929, la condición suficiente para evitarlas era que las autoridades monetarias no cometieran demasiados errores graves.

Hacia la década de los setenta y ochenta, la escuela de Chicago con Milton Friedman como principal figura era muy distinta de la original que encabezaron en la SMP Director y Knight y se volvió clave en el cambio radical que experimento la economía de libre mercado con las contrarrevoluciones de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Friedman incluso independizo a la escuela de Chicago de la herencia de Mont Pelerin y radicalizo su idea de libre mercado sin intervención estatal. Una prueba de la “limpieza” que realizo al interior de la sociedad de las “ideas de la economía social de mercado” fue realizar en Viña del Mar en 1981 un coloquio de la sociedad dando el visto bueno a las políticas económicas de Augusto Pinochet, así como a las medidas autoritarias para implementarlas.

La razón por la cual Hayek, apoyaba la idea de una democracia autoritaria no era una coincidencia. De hecho, la organización de la sociedad Mont Pelerin, estaba encaminada, más que a reformular la economía de libre mercado, a reformular las democracias en lo político-institucional y cultural.

Para lograr este objetivo, se debía levantar la tesis de una democracia limitada y de un estado autoritario. Su propósito era combatir el capitalismo keynesiano de protección a la clase trabajadora y el solidarismo reinante y sentar las bases para un capitalismo desregulado. Pero lo realmente controvertido de esta reunión, fue la voluntad de sus participantes de reemplazar el liberalismo clásico del siglo XIX, tradicionalmente ecléctico y muchas veces inorgánico, a una internacional liberal con una estructura asombrosamente parecida a las internacionales organizadas por el comunismo, donde los revolucionarios serían los tecnócratas, que con una idea homogénea de lo que debía ser el neoliberalismo, ocuparían los ministerios de economía, imbuidos por la intelectualidad que Mont Pelerin. Este fenómeno se hizo efectivo en los ochenta y sobre en los noventa después de la caída de los socialismos reales.

Pero es difícil explicar por que este encuentro, que perseguía objetivos tan maximalistas y universales se realizó en 1947, en un periodo tan desfavorable para las tesis de la economía liberal. El capitalismo desarrollado estaba entrando en una larga fase de auge, era su edad de oro, en las décadas cincuenta y sesenta, gracias a las políticas de demanda agregada del keynesianismo, por lo que las advertencias del liberalismo acerca de las nefastas consecuencias de la regulación del mercado por parte del estado no parecían verosímiles. Sin embargo, en 1973, la economía de post guerra de corte keynesiano entra en una profunda recesión, combinado por primera vez bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflación. Fue en ese momento cuando las tesis de Hayek adquirieron popularidad, ya que el estallido inflacionario, lejos de ser causa directa de la subida de los precios del petróleo, fue producto de las demandas de los trabajadores, que con sus demandas de aumento salarial habían socavado las bases de la acumulación capitalista. Esta diagnostico era funcional con lo que se quería instalar: un estado fuerte en su capacidad para reprimir y debilitar a los sindicatos y controlar el dinero, pero limitado en los gastos sociales y la intervención en la economía, y para lograr este objetivo se debían bajar los impuestos a las ganancias mas altas y crear contingentes de trabajadores de reemplazo para dejar sin efectos las huelgas y quebrar a los sindicatos. Las tesis filosóficas, políticas y económicas salidas de la SMP, sirvieron de soporte ideológico para lo que vendría en 1974. Principalmente a partir de ese año se lleva a la práctica de manera sistemática en la economía mundial un desplazamiento del poder económico del aparato productivo al mundo de las finanzas; básicamente es este proceso en la practica lo que encarna el neoliberalismo; la financiarizaciòn de todo: desde la gran circulación del capital, hasta los aspectos más básicos de la vida cotidiana lo que supone, además de un giro económico, un cambio cultural a gran escala. La concentración de capital industrial dejo de ser clave para el crecimiento de la renta per cápita, como si es clave, desde los noventa, para ese crecimiento la concentración de capital financiero. En solo treinta años desde 1960 a 1990 el eje del sistema capitalista mundial dio el giro mas radical de la historia, producto de una decisión sistemática de las elites económicas mundiales para consolidar su “ascenso de poder de clase” (2). En producir el cuerpo teórico que le dio legitimidad a este proceso, fueron claves los intelectuales de la SMP y posteriormente los tecnócratas que utilizaron varios países del tercer mundo como laboratorio para implantar el modelo.





(1) Max Weber deja en claro el rol del intelectual debe ser independiente y estar además por sobre el del político o la coalición de partidos que tratan de llevar un conjunto de sus ideas a la práctica.



(2)   David Harvey, describe el “acceso del poder de clase” como el reemplazo de los duelos del capital físico, por lo ejecutivos financieros, y lo identifica como una decisión sistemática de las clases altas para gobernar dentro de un circulo de capitalismo sin acceso a la competencia. Para un análisis más en profundo ver . David Harvey, “Breve historia del neoliberalismo”, 2007.



Por: Claudio Palma A.

Los orígenes etimológicos del neoliberalismo


El escribir hoy un artículo sobre el neoliberalismo se hace imprescindible, no solo por la coyuntura de crisis económica que vive el mundo, sino por ser este modelo el que ha gobernado los destinos del mundo los últimos veinticinco años, sin ningún contrapeso. Qué duda cabe ya que el gran fenómeno que ha dominado la política económica mundial marcadamente desde principios de los noventa ha sido la reducción del radio de acción del estado, las privatizaciones masivas, las desregulaciones en el comercio a escala mundial y la deslocalización, desregulación y tercerización del mercado laboral.

El neoliberalismo ha sido discutido tanto por sus partidarios como sus detractores hasta incluso en su etimología ya que muchos ponen en duda que se pueda hablar de libre mercado o liberalismo con la concentración masiva de capital en unas pocas manos que es el fenómeno que domina el escenario mundial hoy, y se prefiere hablar hasta de neocapitalismo, capitalismo de estado o hasta incluso neo corporativismo. En ocasiones los intelectuales que defienden el libre mercado han querido hacer una defensa del liberalismo clásico y criticar a aquellos que hablan del sistema económico actual calificándolo de neoliberalismo, argumentando que en los últimos treinta años el estado ha crecido como nunca (1).Pero el Estado hoy no crece por el número de empresas que nacionaliza, sino por el aumento del gasto público encaminado precisamente a atender las áreas donde el marcado no llega, o más radical aun a nacionalizar empresas privadas en quiebra para luego volver a privatizarlas; en efecto, hoy hasta incluso el crecimiento temporal del estado está diseñado para privatizar las ganancias y socializar las perdidas. El problema de cómo conceptualizar etimológica y teóricamente el actual modelo económico mundial es uno de los problemas que abordare en este escrito.

Este problema es importante ya que su resolución engancha con el problema de fondo que dice relación con el balance que se hace de este modelo que asumió el control total del sistema económico mundial desde la desaparición de los socialismos reales.
Sus partidarios sindican el actual momento de la historia como el de mayor prosperidad y movilidad social que ha conocido la humanidad, círculo virtuoso que atribuyen a la implantación y desarrollo del modelo en casi todo el mundo.

Pero varios de sus detractores han venido levantando la tesis de que el actual modelo de desarrollo tendrá un costo elevadísimo. Varios autores han advertido sobre el cambio de modelo de desarrollo desde aquel que domino las mecánicas de circulación del capital a finales del siglo XIX y principios del siglo XX y el actual modelo, que no se basa en un capitalismo totalmente nuevo sino en un modelo con muchas reminiscencias del antiguo, pero que sin embargo no ofrece respuestas para los nuevos problemas que enfrenta la humanidad. Solo por describir a grandes rasgos el nuevo enfoque teórico mundial, los problemas que antes constituían grandes retos para la humanidad como el dominio de la naturaleza, la acuciante pobreza, el hambre o las enfermedades curables, suponían graves y grandes problemas, pero, aun así, problemas que tenían un carácter relativamente “estático”, dada la realidad institucional de finales del siglo XIX y principios del XX (2). El cambio tecnológico y la llegada de la modernidad han traido una nueva ola de desarrollo capitalista que, junto con sus beneficios, ha generado sin embargo una cantidad de problemas sociales y económicos que ya no son estáticos, sino que veloces, que mutan constantemente de tamaño y que circulan con la misma velocidad que el movimiento y circulación de mercancías que se ha impuesto con el cambio tecnológico y la globalización.

Para este nuevo tipo de problemas sociales y económicos tan radicalmente distintos a los del siglo XIX y XX, el actual modelo no ofrece respuestas, antes bien los reproduce, ya que se encuentran en su propia dinámica; la concentración de la riqueza, el tráfico de drogas, la reproducción de la pobreza y sus rebrotes, así como el cambio climático hoy a diferencia de hace ciento veinte años atrás son de un desarrollo rápido de un cambio de tamaño y magnitud que se produce en cuestión de meses o semestres y su dinámica es inherente a la dinámica de circulación de mercancías y capital financiero propia de la globalización, la más rápida circulación de toda la historia. La constatación de que estos graves problemas sociales y medioambientales surgidos en la era industrial, agravados en la así llamada modernidad y era post-industrial, no parecen tener una solución posible dentro de este modelo, y su nueva dinámica ha generado todo un debate teórico acerca del modelo económico que tememos y como denominarlo, ya sea para justificarlo, sustituirlo o reformarlo.

Para estos efectos, como señalamos anteriormente se ha recurrido a la teoría existente, así como también a la etimología y a los orígenes de categorización ideológica, en otras palabras, al nominalismo cargado de historicidad. Dicho esto, para analizar el actual modelo, las ciencias sociales necesitan de la historiografía hoy acaso más que en ninguna otra época.

Habiendo existido una época clave en la historia como la década de los noventa, se hace necesario describir las formas distintas de sistemas de libre mercado y los intelectuales que la conceptualizaron ya que en no pocos casos el neoliberalismo se igualo al marxismo en su pretensión científica y su postulado central según el cual había leyes que regían la historia vinculadas a las variables económicas y los modos de producción.

Siguiendo la línea de esta similitud, veremos hasta qué punto el neoliberalismo constituyó al igual que las revoluciones socialistas una revolución jacobina en su concepción de modelar la sociedad.

Friedrich Hayek la va a otorgar a las ciencias políticas como disciplina y a la política un rol tan esencial como a la economía, sobre todo en lo relativo al sistema de partidos que debe prevalecer en una democracia de contención para garantizar la economía de libre mercado.

La idea de una democracia protegida se encuentra es el centro teórico del sistema político propuesto por Hayek en el cual gobierna la virtud. Para él estas dimensiones no son elaboraciones indeterminadas, es decir producto de la deliberación de la voluntad popular, sino que vienen pre construidas. Para Hayek la libertad económica es la más esencial de las libertades y en una democracia política todo el resto de las libertades están supeditadas al derecho de propiedad. Siempre se señala a la dictadura de Augusto Pinochet como la adaptación histórica a las tesis políticas y económicas de Hayek, incluso consagradas en la constitución elaborada por el gobierno militar, aun cuando este régimen no haya sido ni mucho menos el único en intentar llevar a la práctica las tesis hayekianas.

Los orígenes etimológicos y teóricos del neoliberalismo se pueden situar en la década de 1930 del siglo XX donde establecen una franca ruptura con el liberalismo clásico del laissez-faire y aún más, una revisión crítica de lo que fue contractualismo del siglo XVIII en el que se inspiró el liberalismo y la democracia representativa tradicional. La tarea de la refundación intelectual no condujo a una doctrina unificada y el tremendo y casi utópico desafío de revisar las bases teóricas del liberalismo clásico produjo a varias corrientes y concepciones epistemológicas que divergieron radicalmente en lo teórico y que no son reductibles a luchas de poder o diferencias menores. Los orígenes etimológicos y genealógicos del neoliberalismo son más intrincados de lo que pudiera pensarse y se sitúan en varias fechas, contextos y procesos distintos como veremos.


                                         La antesala del origen

En algunas ocasiones se tiende a pensar que los orígenes del neoliberalismo están en el siglo XX y si bien esto es hasta cierto punto correcto, no hay que olvidar el profundo impacto que tuvo en la sociedad europea la corriente de pensamiento liberal en el siglo XIX. Mientras el liberalismo anglosajón estuvo en muchos casos fuertemente ligado a la religión- (especialmente al protestantismo)- el liberalismo continental europeo tuvo fuertes diferencias con esta, especialmente con la iglesia católica. En España, Francia, Alemania e Italia hablar de liberalismo era evocar el materialismo racionalista, totalmente opuesto al poder temporal de la iglesia. Este conflicto llega al continente americano y en el caso de Latinoamérica el liberalismo continental intensifica su disputa con la iglesia católica.

La influencia de las ideas de la ilustración y de la Revolución Francesa ayudo a que el desarrollo de las ideas liberales viera en el viejo régimen todo vestigio de religiosidad, enfrentándose, por lo tanto, los liberales con los creyentes en América Latina. Esta diferencia explica en parte porque fue característico del siglo XIX en el continente el enfrentamiento entre liberales y conservadores. En esta confrontación, así como en el alejamiento de la corriente liberal de las concepciones religiosas fue clave la masonería. Pero también es importante señalar que las ideas liberales necesitaban un acercamiento con la iglesia a fin de convocar mayor atención pública. Esta necesidad provoca que no pocos liberales evoquen un “nuevo-liberalismo” que se distancia de su rivalidad filosófica con el clero y que los distinga del liberalismo clásico. Este “nuevo liberalismo” que intenta permear en América Latina, tiene un profundo impacto en Europa, especialmente en Italia y Alemania. Se postula que esta nueva manera de ver el liberalismo está asociada a fines del siglo XIX y principios del XX a la formación de los partidos social-cristianos y demócrata-cristianos en la Europa continental.


       El origen del concepto en el siglo XX; El coloquio Lippmann

Rastrear el origen del término neoliberalismo en el siglo XX es intrincado ya que para encontrar por primera vez los vestigios de la palabra hay que situarse en la década de 1920. Es ahí donde puede comenzar a rastrearse el término, por una parte, podría decirse que casi su primera aparición, en forma de termino y de programa económico es en el trabajo del economista sueco Eli. F Heckscher en 1921(3). Así mismo en el libro de Ludwig Von Mises socialismo de 1922, donde el teórico austriaco expresa la necesidad de someter a exhaustiva revisión los viejos principios liberales. Bernard Walpen asegura que el termino neoliberalismo ya había sido usado por Hans Honegger para describir una corriente que ya existía en Suiza (4). En 1927 nuevamente Von Mises en otro libro, liberalismus vuelve a expresar la necesidad de adoptar un nuevo liberalismo. Sin embargo, luego de estos dos escritos surge una controversia: Von Mises argumenta que se debe coincidir con el liberalismo clásico en el sentido de que “la mejora material de todas las clases asalariadas solo se puede dar con el aumento sostenido del capital basado en la propiedad privada de los medios de producción. La economía subjetiva a ratificado este principio a través de la teoría de salarios”.

De esta cita se desprende que Von Mises no cree que exista una ruptura absoluta con el viejo liberalismo aun después del surgimiento de la teoría subjetiva del valor (5). Así muchos discípulos de éste aseguran que el autor cuando hablaba de “nuevo liberalismo” lo hacía refiriéndose a los socialistas encubiertos o a aquellos que solo eran pseudoliberales y no liberales reales en todo el sentido político y económico del concepto. La confusión aumenta si se considera que también usa el término para señalar el surgimiento de un “nuevo liberalismo” después de la aparición de la teoría subjetiva del valor. Es decir, en sus escritos Von Mises cita al nuevo liberalismo para designar fenómenos tan diversos como posturas políticas ambivalentes de sus correligionarios, a los socialistas que hacen pasar por liberales y a una filosofía y proceso económico como la teoría subjetiva del valor.

En el año 1938 se reunieron en París un grupo de destacados pensadores liberales por iniciativa del periodista Walter Lippman. A esta reunión se le conoció como el coloquio Lippman. Se produjo en los albores de la segunda guerra mundial donde el auge del estalinismo en Rusia y el ascenso del nazismo en Alemania arrinconaban a la ideología liberal.

Participaron en el seminario varios de los representantes más ilustres de las escuelas liberales de la época entre ellos estaban Friedrich Hayek, Ludwig Von Mises, Jacques Rueff, Alexader Rustow, Wilhelm Ropcke, Detauoff, John Condliffe, Michael Polandyi Louis Rougier, Walter Lippman y Louis Baudin. El coloquio Lippman tuvo una gran importancia ya que según Louis Baudin fue ahí donde se acuño por primera vez en la historia en forma efectiva el término neoliberalismo, sin embargo, esta reunión ha sido un desafío para la investigación historiográfica, ya que no existen actas de esta reunión. Si hubiese existido esta sería una fuente documental de primer orden, pero solo existe el testimonio del propio Baudin en un libro que escribió a mediados de la década del cincuenta.

El propósito del coloquio fue analizar las razones por las cuales el liberalismo había caído en el descredito. En la reunión se culpó a buena parte de la clase política europea de abandonar los principios liberales de finales del siglo XIX y al abandonarlos precipitar a Europa a la primera guerra mundial. Se acuño entonces el término neoliberalismo para destacar una nueva corriente de pensamiento que se basaría en cuatro principios: el mecanismo de precios libre, el estado de derecho como tarea principal del gobierno, el reconocimiento de que a ese objetivo el gobierno puede sumar otros y la condición de estas nuevas tareas deben decidirse mediante el consenso público.

El coloquio Lippman convoco a varias corrientes del liberalismo bastante variopintas de entre las cuales la más destacada es la que planeta la formación de un nuevo liberalismo que deje de lado el liberalismo clásico manchesteriano basado en el laisser faire y adopte un “dirigismo de estado” un “estado interventor” distinto al planteado por el socialismo de planificación central y al de la economía keynesiana. Se trataba de un estado basado en el imperio de la ley que regulara auténticamente los desvíos del laisser faire. Para esta corriente encabezada por Walter Lippman y Louis Rougier, el liberalismo clásico había cometido el fatal error de pensar que la economía de mercado podía funcionar fuera de la jurisdicción del estado de forma automática, sin necesidad de leyes gubernamentales que la rigieran y aun así funcionaria en perfecto equilibrio; existía un orden natural que provocaba que las leyes del mercado fueran metafísicas y que funcionaban con independencia de las leyes del estado y la sociedad. Para Lippman y Rougier las ideas genéricas del liberalismo clásico no habían generado las condiciones para la libre competencia sino una concentración de riqueza y capital que contradecían en casi todos sus postulados al equilibrio perfecto. Era la autoridad del estado y las leyes las que debían volver a generar las condiciones para la libre competencia, como decía la metáfora de Rougier: “el liberalismo clásico deja circular a los coches en todos los sentidos generando embotellamientos y accidentes, la planificación central le dicta a los autos las horas de salida y si itinerario suponiendo que es el mejor que pueda tener un conductor, el nuevo liberal impone un código de circulación admitiendo que no es forzosamente el mismo en tiempos de transportes acelerados que en tiempos de diligencias”(6).

En esta reunión se observan varias fracturas entre corrientes, si algo caracterizo al coloquio Lipmann fue su capacidad para reunir a corrientes liberales muy heterogéneas que tenían diferencias es cuestiones económicas no menores. La corriente de Walter Lippman y Rougue sostenían que el estado liberal debía intervenir para mantener y renovar continuamente los condiciones que generaban la libre competencia, ya que la concentración de capital, especialmente de capital industrial creaba monopolios donde los precios los fijaban un grupo reducido de oferentes lo cual contradecía en dos puntos centrales a la economía clásica: la libertad de precios y la libertad de los demandantes para elegir entre muchos oferentes. Con la concentración de capital unos pocos fijaban los precios aproximándose de esta a manera a un mecanismo de precios como el que poseía la planificación central.

En segundo término, está presente una corriente muy heterogénea que va a ser conocida como Ordo-liberalismo a quienes se les atribuye ser los padres de la economía social de mercado.

En esta corriente son claves las figuras de Wilhem Ropcke y Alexander Rustow, padres de la escuela alemana. Su tesis apuntaba a que el marco del mercado se circunscribe al marco de lo humano, que es mucho más amplio que el mercado mismo, de lo cual se concluye que en una economía social de mercado deben existir salvaguardas para proteger a los menos favorecidos.

También en esta corriente son claves Alfred Muller-Armack quien define más exactamente lo que debe ser una economía social de mercado. Muller-Armack había llegado al convencimiento de que no podía aplicarse ninguna política económica con éxito, sino estaba regida por un principio coordinador que garantizara la libre competencia pero prestando atención a los problemas sociales que generaba dicho orden, para este teórico era claro que la competencia solo podía darse bajo marcos temporales y los ciclos económicos en los que no se daba generaban crisis que no podían ser llevadas por la sociedad como se había constatado con la crisis de 1929. Sin embargo, Muller-Armack así como Edgar Nawroth teóricos de la economía social de mercado compartían con el resto de las corrientes del coloquio su adherencia a los principios de la libre fijación de precios y su rechazo a la economía dirigida keynesiana. De esta manera podría explicarse por qué la corriente que defendía la economía social de mercado fue la primera en transformarse en programa político y ser tomada por un sinnúmero de colectividades políticas incluida la social democracia. Su oposición decidida a la formación de monopolios y el papel del estado para rescatar de la quiebra a estos atentaba contra el tronco de los principios de la libre competencia.

La tercera corriente está representada por Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek quienes defienden en forma decidida lo que se va a conocer como economía neoclásica: la desregulación masiva de la economía, los medios de producción en manos privadas y la libre fijación de precios, así como el libre comercio sin trabas y una política fiscal restrictiva como expresión de un estado reducido solo a las labores coercitivas y jurídicas. La economía neoclásica tenía muchos opositores dentro del coloquio que sostenían que este modelo no podía evitar la formación de monopolios que, como ya se dijo, eran un obstáculo a la libre fijación de precios y a la libre competencia. Sin embargo, para Von Mises, mentor de Hayek, los monopolios no eran intrínsecamente perversos. Su tesis consistía en demarcar una clara diferencia entre lo que era la concentración de capital y los monopolios propiamente tales: el primer proceso era beneficioso para formación de capital fijo y la generación de nueva tecnología, por lo tanto, la concentración de capital era necesaria. Los monopolios por otra parte, para Von Mises no eran una consecuencia natural del mercado sino una consecuencia de la intervención del estado en la economía, por lo que no podía reprochársele a los automatismos del mercado ni su formación ni su consolidación.
Se podría concluir que los orígenes genealógicos del neoliberalismo van mucho más allá de los primeros estudios críticos que se le hacen en la década de los ochenta.

Así mismo el neoliberalismo no es homogéneo. Al menos en la etapa del coloquio Lippmann encierra muchas fracturas, discrepancias y tensiones principalmente entre dos grupos: aquellos que critican abiertamente el liberalismo manchesteriano clásico (7) y lo responsabilizan del descrédito del liberalismo a nivel mundial y un segundo grupo más bien renuente a aceptar la crítica al liberalismo clásico, pero igual de convencido que el primero en la necesidad de refundar en liberalismo. En el primer grupo se identifica a los padres de la economía social de mercado en el segundo estaría el origen de la escuela de Chicago. El coloquio Lippmann es importante porque es un debate heterogéneo, característica que se perderá en la reunión de Montt Pelerin.

Como quedo esbozado antes, en los orígenes genealógicos del neoliberalismo, el coloquio Lipmann es clave por que deja en claro dos puntos importantes: el primero es que para la investigación historiografía, es importante la existencia de documentos que acrediten lo que alguien dijo, por sobre la fuente oral. El otro punto dice relación con aquellos que argumentan que el termino neoliberalismo fue esgrimido por quienes critican al liberalismo y quieren desprestigiarlo, argumento inviable ya que desde su génesis el neoliberalismo es muy heterogéneo, por su naturaleza a criticar filosófica y económicamente al keynesianismo, al marxismo y al liberalismo manchesteriano; resulta útil revisar estos dos puntos. El primero atañe específicamente al aspecto de la investigación historiográfica. Según muchos autores la única fuente de primer orden que existe sobre el coloquio Lipmann es un libro que escribió Louis Baudin en 1950(8). Budin participo en la reunión y fue uno de sus principales expositores, aun así el tiempo que dejo pasar-(casi doce años)- para escribir el libro ha provocado que muchos académicos destacados como Enrrique Ghersi(9) no consideren un ensayo como documento de primer orden, por contener solo la versión de uno de los participantes, su “propia versión” no contrastada. Pero si un ensayo con impresiones subjetivas y con distancia de tiempo no es suficiente, si deberían ser documentos historiografícos de primer orden; las actas el coloquio, como las que desclasifico Serge Audier en el año 2012(10). Este si es un documento oficial que da luces casi definitivas a la investigación sobre la primera vez que se usó el termino neoliberalismo. Aun así, no sería para nada descartable la versión de Bernard Walpern, al afirmar que la aparición más remota del término surgió en 1921, en Suecia en forma de programa o en Suiza en 1925.

El segundo punto importante esta reunión fundante es filosófico-doctrinario y dice relación con las rupturas que ha de tener lugar el “nuevo liberalismo” con el marxismo, el keynesianismo y el liberalismo clásico. Como ya se señaló, para Von Mises estaba claro que tenia que establecerse una diferencia entre concentración de capital y monopolio, si la concentración de capital fijo era positiva para la economía por su mayor capacidad para invertir en tecnología nueva, los monopolios no lo eran, por sus efectos en la fijación de precios. Este análisis era especialmente difícil porque, si se aceptaba desde un principio que, en el capitalismo, la concentración de empresas y capital eran una consecuencia inevitable de su desarrollo, se aceptaba una de las tesis principales del marxismo científico sobre el capitalismo y su declive, que se traduce en su tendencia a la acumulación de capital. Si esta tesis era aceptada, el coloquio y la “renovación del liberalismo” perdía su sentido. De ahí que Von Mises, el representante de la ortodoxia liberal en la reunión expusiera que no es el libre mercado el responsable de la formación de monopolios, sino la intervención del estado en la economía el que los forma. Si se aceptaba esta tesis, la acumulación de capital era el producto de privilegios jurídicos y por lo tanto la libre competencia era lo natural. Pero precisamente la crítica al liberalismo clásico-manchesteriano era su férrea defensa de la libre competencia como ley natural; para los participantes del coloquio, esta tesis del liberalismo clásico había terminado en la primera guerra mundial y posteriormente en la crisis de 1929. La libre competencia no podía darse de manera “espontanea a partir de condiciones” como las leyes de la naturaleza; el hombre, el estado tenían que intervenir de forma artificial para que esta competencia se diera; había que tener un entramado jurídico y social que posibilitara la libre competencia, que por definición era “artificial”, no natural, construida y modificable. Esta última característica es aquella en la que la reunión pretendió ahondar: al orden natural espontaneo que postulaban los pensadores del liberalismo clásico del siglo XVIII había que sustituirlo por un orden legal, el liberalismo moderno requiere una jurídica que la norme, que le de legitimidad, es decir un intervencionismo jurídico del estado diseñado por un grupo de legisladores, no por la naturaleza. Esta tesis que será clave en el coloquio; desde el punto de vista político, lo será en la Sociedad Mont Pelerinn, desde todo punto de vista; político, filosófico, económico, sociológico y antropológico. Además, el coloquio, sentará las bases para lo que después será conocido como democracia autoritaria- (que tendrá un protagonismo innegable en todo el siglo XX)-, por ahora solo decir que en esta reunión fue el principio de la ruptura por parte de los nuevos liberales, con las tesis del liberalismo de los siglos XVIII y XIX.

      Notas.

(1) Ghersi Enrrique. “el mito del neoliberalismo”, estudios públicos, 2004.

(2) Algunos académicos como Atilio Boron que analizaron el capitalismo de finales del siglo XIX, observan que tenía condiciones donde la pauperización, el analfabetismo fuesen aceptadas por las clases subalternas, dado que eran sociedades mucho mas integradas. La explotación de las clases subalternas, exigía un grado de sociabilidad con las clases oligárquicas, que provocaba que los flagelos sociales endémicos y su solución tuvieran un desarrollo lento pero abordable. Otro sería el caso de las sociedades con capitalismo neoliberal de finales del siglo XX donde las clases altas y las clases populares no guardan vinculo alguno. (Boron, Atilio, “La trama del neoliberalismo”, clacso,2003).

 (3) Salinas, Adán. Debates neoliberales en 1938. El coloquio lippmann, Revista de filosofía nº26, 2016.

 (4) Opp cit.

 (5) La teoría subjetiva del valor se oponía a las tesis sobre el valor de uso y cambio postulada por Marx, al afirmar que el valor de una mercancía no estaba determina por el trabajo que se invertia en ella o por una propiedad inherente, sino por la importancia que el individuo le dada para lograr sus objetivos y deseos. (Stavisky, Sebastián. “La teoría subjetiva del valor como fundamento de la figura del empresario en la obra de Hayek”, Revista de la carrera de sociología vol. 8, 2018).

 (6)  Romo, Héctor, “los orígenes del neoliberalismo del coloquio limppmann a la sociedad mont pelerin”, Economiaunam, Nº43, enero-abril 2018.

 (7)  Fue la liga de manchester la que planteó un liberalismo de competencia perfecta sin intervención del Estado al sostener que la libertad y el libre intercambio estaban implícitas en las leyes de la naturaleza, por lo tanto, se daban en el hombre de manera espontánea, tuvo su apogeo entre 1825 y 1845.

 (8) Boudin, Louis, “l aube d un Nouveau liberalisme”, 1953.

 (9) Ghersi, Enrrique, “el mito del neoliberalismo”, 2004.

 (10)  Audier, Serge. “el coloquio Lippmann, los orígenes del neoliberalismo”, parís, 2012.





Claudio Palma A. Licenciado en Historia, UAHC.