agosto 25, 2016

Los populismos de Argentina y Brasil en el siglo XX. Los casos de Juan Domingo Perón y Getulio Vargas.


                 


                                         Juan Domingo Perón.



                       Getulio Vargas (1930).jpg                                          
                                         Getulio Vargas.


Formulación del proyecto.

Nuestro trabajo se enfoca en la realización de un análisis comparativo del populismo que hubo en Brasil y en Argentina, analizando los regímenes de Getulio Vargas (de 1930 a 1954 con interrupciones) y Juan Domingo Perón (de 1946-1974 con interrupciones) respectivamente. Estos sucedieron en la mitad del siglo XX ante un contexto de importantes transformaciones sociales y económicas.

Para empezar hay que enfocarse en la particularidad histórica de estos dos países, en sus regímenes políticos antes del auge de estos populismos, recursos naturales estratégicos para su prosperidad económica, composición étnica y estratificación social.

Entonces aclarando éstas podremos enfocarnos plenamente en el análisis comparativo, donde daremos a conocer las similitudes y diferencias de sus gobiernos desde diversos puntos de vista, ya sea, política, económicas y sociales. En lo político analizaremos las formas como ascendieron al poder, como se relacionaron con la oposición, el clero y las Fuerzas Armadas. En el contexto internacional veremos el rol jugaron estos populismos ante la influencia hegemónica de los Estados Unidos.

En el contexto interno indagaremos como estos líderes carismáticos se ganaron las adhesiones de las masas y las clases medias con sus reformas sociales que desafiaron al sistema oligárquico liberal.

Entonces podriamos reflexionar que Perón y Vargas ¿son dictaduras fascistas totalitarias o líderes revolucionarios al servicio del pueblo que construyeron otro tipo de democracia que es alternativa a la convencional? Y si así lo fuera ¿Qué tipo de democracias representan?¿qué diferencias tienen con el marxismo?¿cuál es el criterio principal para considerar a estos regímenes de populistas?¿estos regímenes fueron demagógicos o querían profundizar la democracia que había estado oligarquizada desde décadas?¿qué factores fueron fundamentales para el ascenso de los populismos en cuestión?¿por qué a estos populismos se tiende a confundirlos con el marxismo?

Las subjetividades políticas para responder estas preguntas juegan un rol fundamental, en donde la historiografía oficial ha impuesto una etiqueta de populistas a estos regímenes sin mayores cuestionamientos.

Siguiendo esta línea, la pregunta de investigación es ¿Cuáles fueron las semejanzas y diferencias entre el régimen de Perón y Vargas en sus respectivas naciones? y ¿cuánto influyó el contexto económico e ideológico -tanto nacional como  internacional- en la concreción de sus medidas populistas en sus respectivas naciones?


Hipótesis.

Los populismos de Vargas y Perón responden, en cierta medida, a la crisis económica de 1929 que ocasionó graves efectos económicos, sociales y políticos en América Latina, como fue por ejemplo en el desempleo. La crisis significó una reestructuración de las economías de la región, este consistió en el proyecto de la industrialización sustitutiva de importaciones, donde el estado jugaba un rol fundamental y era gestor en la economía.

Los que buscaban estos líderes era convertir a sus naciones en una potencia industrial, en donde se buscaba la independencia económica de sus países sin caer en la  lucha de clases que estaba inspirada en el marxismo, ya que para estos caudillos como Vargas y Perón, esa corriente era estar al servicio de una potencia extranjera que era la Unión Soviética. Por lo tanto se quería impulsar un capitalismo nacional haciendo énfasis en la justicia distributiva de la riqueza.

Estos populismos se vieron influenciados por el fascismo europeo donde el Estado se consideraba como un mediador de los conflictos entre las clases sociales, donde se tenía que llegar a una armonía entre estas para la integración del país.

Estos líderes carismáticos poseían una ideología difusa, de corte nacionalista en donde se apelaba al pueblo, que se le identificaba con la nación, por lo tanto hubo un rechazo a las oligarquías tradicionales, a las que se identificaba con lo anti-nacional. El anti-imperialismo y el nacionalismo se hicieron sentir en el ´´pueblo’’(burgueses, obreros y clases medias en general) donde se consolida una conciencia nacional republicana en un contexto urbano donde surgía una nueva cultura de masas, sobre todo en los sindicatos que eran el soporte de estos dos regímenes, es decir el estado tenía que jugar un rol paternalista ante las organizaciones obreras.

En lo que es Argentina, el ascenso de Perón surge gracias a una rebelión militar de 1943, y es elegido democráticamente en 1946, sin embargo,  su gobierno fue tomando un aspecto autoritario y demagógico, donde resalta el personalismo de éste, atrayendo a las masas con la creación de canciones que le rendían culto al líder peronista.

En el caso argentino, el populismo fue más clientelar y paternalista que Brasil, ya que en el primero se aumentaron los salarios reales de forma significativa, que benefició significativamente a la clase obrera.

Perón se despegó de las ideologías dominantes a nivel mundial, que eran el capitalismo y el comunismo, ya que estas potencias eran imperialistas, por lo que mostró disidencia de la política económica de los Estados Unidos; en cambio Vargas tenía buenas relaciones con esta potencia.

En lo que es Brasil, Vargas asciende al poder a través de un golpe de Estado, donde funda más adelante el ´´Estado Novo'' que permite desarrollar para el Brasil un estado autoritario, corporativista y centralista, que le permite desarrollar la industrialización de bienes de capital.

Lo que tienen en común estos populismos es su carácter anti oligárquico, nacionalista, en cierto modo,  corporativista, teniendo algunas similitudes con el fascismo europeo, donde la relación líder –masas se basa en el carisma que había por estos dos caudillos castrenses, a través de esto se conforma una relación paternalista y clientelar.

Estos populismos buscaban ser potencias industriales que tenían como trasfondo salir de la condición de nación dependiente de las potencias imperialistas de la Guerra Fria como era Estados Unidos y la Unión Soviética. 

Estos regímenes tenían clientela urbana manifestada principalmente en los sindicatos, y a la vez, dejaron en un segundo plano las condiciones de los campesinos, estando implícito en sus proyectos políticos mantener vigente la dominación del latifundio, estando postergada la reforma agraria.


Marco Teórico.

Al adentrarnos en la etimología del concepto populismo, este proviene del latín ´´pueblo’’, es decir el pueblo es el sustento de poder de los líderes carismáticos, tanto en el caso de Vargas como de Perón. Por lo tanto el concepto de pueblo- en el sentido que pretendemos darle- se origina en el momento crítico en que la comunidad política se escinde, ya que el bloque histórico en el poder deja de constituir una clase dirigente’’,para darle paso a las clases medias y los sectores populares emergentes, desplazando a las oligarquías tradicionales.

Según Octavio Ianni y Juan Manuel Reveco, los movimientos de masas, los partidos políticos y los gobiernos populistas habrían surgido en una fase histórica de transición entre una etapa con predominio agrícola a otra industrial, durante la cual estaría cambiando desde un sistema político de participación restringida a otro de participación amplia. Por lo tanto, el populismo sería un fenómeno inserto en el interior de un proceso de modernización de las sociedades de América Latina, que surge al tropezar éstas con su incapacidad para imponer una democracia representativa en el sentido convencional de la palabra.

Los autores señalan las razones que explicarían el surgimiento del populismo en nuestro continente, que serían:

En primer lugar, se debería a los graves efectos producidos por la depresión económica por el colapso de la bolsa de Nueva York al impactar sobre las estructuras sociales y las economías latinoamericanas. En muchas de las naciones del continente, en esos momentos, las masas asalariadas pasaron a constituir un elemento político dinámico y creador que produjo una transformación de las relaciones sociales y económicas y dio lugar a una combinación de los grupos y las clases sociales. Por lo mismo Ianni define al populismo como un ´´movimiento de masas que aparece en el centro de las rupturas estructurales que acompañan las crisis de las oligarquías latinoamericanas''.

En segundo lugar,el fenómeno histórico de la migración campo-ciudad como un detonador del populismo, esto se habría debido a que las masas asalariadas estarían en proceso de abandonar pautas culturales tradicionales para adquirir otras que se derivaban de la transformación de valores y actitudes propios de una sociedad urbana secularizada.

En tercer lugar se destaca la relación líder y masa con sus componentes de carisma y demagogia. Gino Germani observa esta peculiar forma de relación política que tendrían los movimientos nacional populistas, sin ocultar que el modelo tomado es el de la Argentina de Perón. Expresa que tales movimientos negaron los valores básicos de la democracia representativa, en especial las libertades civiles, privilegiando en cambio el nacionalismo y discurso anti-imperialista. De esta manera lograron incorporar efectivamente a los grupos marginales a la vida social y económica del país, adoptar un modelo de desarrollo basado en la planificación centralizada y en la nacionalización de las empresas extranjeras y poner en marcha un tipo de expansión que los economistas bautizaron como proceso de ´´desarrollo hacía adentro``

Por otra parte, Torcuato Di Tella plantea la tesis de la ´´revolución de las expectativas``. Debido a que estas nuevas expectativas no podían ser satisfechas por la estructura política tradicional, se produciría en dichas masas una ´´incongruencia de estatus`` que las haría fácil presa de manos de líderes carismáticos cuyo discurso demagógico las impulsaría a apoyarlo sin condiciones.

Di Tella concluye que el populismo es un movimiento político con amplio apoyo popular y dirigido por miembros de clases más elevadas que sustentarían una ideología de reemplazo de las estructuras tradicionales’’

En cuarto lugar está la originalidad política del populismo. Según el análisis de Jorge Graciarena, el hecho de que los movimientos populistas surgan al margen de los partidos tradicionales les confiere una singularidad muy propia. Este autor destaca que ellos han dejado de lado los modelos europeos, aunque éstos sean socialistas, comunistas o simpatizantes con el movimiento popular, por lo que esta originalidad les ha permitido captar a las masas marginales.

Pero aunque sea original, el populismo es muy pobre en sus planteamientos. Según Graciarena, los movimientos populistas se caracterizan ideológicamente por una retórica dirigida contra la oligarquía y el sistema vigente, definidos en general de una manera vaga agrega que la fuente del poder es aquí el líder, y no la ideología.

Estos planteamientos, están enmarcados dentro de los parámetros del populismo clásico, en donde están incluidos los caudillos Vargas y Perón. 


Desarrollo.

Las semejanzas y diferencias fundamentales entre el régimen de Perón y Vargas en sus respectivas naciones.

El concepto de populismo, llevándolo a cabo en los gobiernos de Vargas y Perón.

Dentro de la perspectiva clásica, el populismo se considera como ´´un fenómeno ideológico, con una particular forma de las interpelaciones popular democráticas’' además Octavio Ianni plantea que la migración campo ciudad fue una causa preponderante en el advenimiento de este fenómeno ya que ´´ el populismo latinoamericano correspondió a una etapa de predominio agrícola a otra etapa de predominio industrial, en un contexto de ampliación de la participación política de las masas ciudadanas’’,este nueva época estaba enmarcada en un nueva era económica por la crisis mundial de 1929, donde el modelo monoexportador (sobre todo en Brasil con la exportación de café) deja de ser predominante en las economías latinoamericanas, donde se fortalece el mercado interno en pos de la industrialización teniendo como garante al Estado, influenciados por la economía keynesiana de ´´New Deal’’ del presidente Roosevelt de Estados Unidos), en el caso de Brasil ´´ su proyecto político  de la modificación de la estructura económica brasileña se realiza con fundamentos del ´´Estado Novo`` destacándose entre ellos las nacionalizaciones que sirvieron para dar impulso al desarrollo industrial como la política ferroviaria y la construcción de la siderúrgica de Volta Redonda. Igualmente impuso restricciones a las compañías que explotaban y exportaban materias primas e incentivó  la industria nacional gravando con elevados aranceles a los productos importados’’.

El populismo se identificó con el rechazo al orden oligárquico, y pretendía expresar los intereses de la burguesía industrial, las clases medias profesionales y los trabajadores organizados.

Clasificando (sin ningún objetivo de maniqueísmo) los tipos de populismos distinguimos entre aquellos movimientos que han dado origen a regímenes democráticos y los que han generado otros autoritarios’’, a nuestro parecer Vargas y Perón fueron en general regímenes autoritarios con algunos aspectos fascistas (como es el corporativismo) ya que ambos movimientos reprimieron y amordazaron la libertad de prensa y las libertades públicas, restringiendo la participación política opositora creando su propia institucionalidad como fue el caso de Brasil con el ‘’Estado Novo’’ que abolía la vieja república, modificando las reglas del juego de la Constitución, en donde el Estado brasileño justifica el autoritarismo. Algo parecido ocurrió con el Coronel Perón que creó una nueva institucionalidad convocando a una Asamblea Constituyente en 1948, para así formar la ideología del justicialismo que tiene repercusiones hasta el día de hoy en la política argentina.

Una de las características de los populismos es su liderazgo y carisma, en el caso de Perón fueron atributos importantes para atraer y dominar a las multitudes ya que ´´el personalismo fue una consecuencia casi inevitable de un movimiento formado en periodo tan breve y partiendo de la convergencia de fuerzas heterogéneas. Aunque Perón tenía contraída una obvia ideología con la tradición autoritaria en la cual se había formado, el conflicto en el seno del bloque triunfante de 1946 también gravitó para imponer un liderazgo fuerte y centralizado. La anarquía fue el rasgo distintivo del movimiento peronista durante los primeros años. Solo el ejercicio constante de la autoridad por parte del propio Perón neutralizó la falta de disciplina entre sus seguidores,en el cual el soporte de su gobierno se manifestó en el partido peronista, la CGT (cúpula sindical del gobierno) y en las Fuerzas Armadas, siendo derrocado Perón por ellos en el año 1955.

En Vargas a diferencias de otros regímenes, el Estado Novo careció de todo propósito de movilización de masas, sin embargo ´´en la estructura del populismo y, en este caso, del gobierno del Estado Novo, el presidente de la república adoptaba una posición de árbitro haciendo emanar de allí su poder personal. Por esta vía, las masas populares emergentes pudieron ingresar en la política de su país, legitimando con ello al Estado y a sus autoridades, y constituyendo al presidente en intermediario entre las masas populares urbanas, representadas y controladas por el propio jefe de Estado, por una parte, y los intereses económicos dominantes, por la otra.

Esta incorporación de los sectores populares urbanos permitió la participación del proletariado en una parte de los beneficios que disfrutaba la sociedad brasileña, dando la sensación de que había una convivencia social amplia al atraer a los sindicatos a las esferas gubernativas, estaba en realidad subordinando la acción popular a los grupos de poder elitarios que rodeaban al presidente. Ahora aparecía Vargas como el padre de los pobres, protector de sus intereses y dador generoso de sus beneficios, se aprecia en este planteamiento que hay un culto hacia el líder, demostrando Vargas que tiene un poder de credibilidad para apelar a las multitudes, algo similar pasa con Perón ya que ´´la figura política de este es el ensamble perfecto del técnico y el científico, del filósofo y el estadista suma de condiciones y virtudes que raramente se dan en un solo hombre, con esa honda proporción y equilibrio que hacen de él una personalidad excepcional. Se comprende que por estos motivos el pueblo en masa le haya seguido, con esa mística ciudadana que nunca se vio en la Argentina’’ siguiendo esta línea éste ´´ despertado a las masas, les ha dado pan y circo, pero no les ha insuflado otro ideal político que el de la sumisión ciega y mística a su propia persona, bajo el inverosímil disfraz de la doctrina justicialista’’. Con este planteamiento queremos dar a conocer la devoción que está impregnada en la irracionalidad colectiva donde el líder es un Dios infalible e incorruptible para las masas que lo siguen e idolatran,esto es una relación entre gobernantes y gobernados algo muy poco político, sino que es más bien religioso, basada más en la devoción a la personalidad que en la racionalidad entre gobernantes y gobernados.



La relación con la oposición a sus regímenes, y el rol que jugaron los partidos políticos y los sindicatos:¿ambos, son dictaduras fascistas totalitarias o líderes revolucionarios al servicio del ´´pueblo’’ que construyeron otro tipo de democracia que es alternativa a la convencional?.

Como premisa general ´´El populismo intentó ser una respuesta a la crisis de la dominación oligárquica, pero constituyó también un divorcio con la visión liberal de la democracia’’, además desde un punto de vista más matizado´´los populismos en Sudamérica tienen la particularidad de combinar una instancia política institucional y formal (lógica de partidos, someterse a la voluntad del pueblo vía elecciones, respeto de las leyes vigentes y de la institución parlamentaria) con un contenido fuertemente democratizador a nivel social. Son populismos que, actuado desde esa lógica formal, extienden los límites posibles de la institucionalidad, corriendo sus fronteras y posibilitando la inclusión de aquellos que no eran tenidos en cuenta por el status quo anterior. En síntesis, su fuerza democratizadora radica en que su lógica política hace posible la ampliación de los derechos de “la parte de los sin parte” y en ese movimiento reactiva la tensión constitutiva de la democracia como régimen político y como cuestión social’’, sin embargo, Vargas en Brasil tuvo varios aspectos negativos en su forma de gobernar como por ejemplo por la forma como accedió al poder ya que ´´una sublevación con apoyo de tenientes llevó al poder a Getulio Vargas (en 1930) ’’ es decir a través de un golpe de Estado(que lo distingue de Perón, ya que éste último accedió al poder a través de elección popular en 1946 ). Además ´´Vargas gobernó dictatorialmente, reprimió violentamente a los comunistas y luego a los fascistas(…)creó un fuerte partido oficial y mediante la Constitución de 1934 estableció la representación  corporativa de empresarios y obreros, impuso el gobierno al federalismo y las oligarquías a los estados y, con el apoyo de la policía y el ejército, reprimió toda oposición. Finalmente Vargas se proclamó dictador (1937) y gobernó siete años sin Congreso ni oposición’’; en el caso de Perón ocurrió algo similar; éste ´´con el apoyo del ejército, de los obreros y de la iglesia ganó las elecciones (1945) e implantó lo que llamó justicialismo y que no era sino una modalidad del fascismo. Así controló la economía, nacionalizó los ferrocarriles, teléfonos, telégrafos y transportes, y estimuló las industrias. Los obreros alcanzaron muchos derechos y beneficios convirtiéndose en una poderosa fuerza de descamisados cuya dirigente era Evita Perón verdadero ídolo de los obreros , al extremo de que cuando falleció, su cadáver embalsamado se convirtió en símbolo del peronismo. Con este apoyo, Perón extremó su gobierno dictatorial reprimiendo la libertad de prensa y toda oposición. En esta política perdió el apoyo de la iglesia, con la que chocó al detener y expulsar a dos sacerdotes oposicionistas, y con el propio ejército que lo derrocó en 1955’’. Con estas medidas podemos plantear que Perón a pesar de estar supuestamente en contra de los intereses imperialistas, tuvo ´´mano de hierro’’ para la mínima oposición, para poder llevar a cabo la industrialización que necesitaba su nación, y así expandirla a toda latinoamérica, bajo la ideología del justicialismo, influenciada por el fascismo europeo, rescatando algunos ápices de totalitarismos, ya que éste'' osciló entre una inspiración mussoliniana aduciendo, en sus últimos años, que el Duce estaba realizando "una versión local del socialismo" y una admiración por Mao, cuyos intentos por construir el socialismo quizás hayan estado tan alejados de la meta como los del italiano, aún cuando gozaran hasta hace poco de mucha mayor credibilidad. En sus comienzos riograndenses Vargas pertenecía al Partido Republicano local, de raíz comtiana, claramente orientado hacia la formación de gobiernos fuertes, capaces de realizar transformaciones profundas en el sentido de la modernización. Pero este partido apenas si merecía tal nombre, y lo mismo ocurrió luego, con los varios intentos de formar partidos oficialistas, o más bien "legiones", que los tenientes enviados como interventores intentaron establecer. De hecho, aún en 1937, con el autogolpe del Estado Novo, Vargas no pudo establecer un partido oficial, y por eso prefirió disolverlo. Es así que el régimen del Estado Novo nunca tuvo las características de un verdadero fascismo, pues al no tener un partido oficial el ejercicio del totalitarismo le resultaba difícil, y a lo sumo constituyó una dictadura tecnocrática.

A pesar de todas sus pretensiones, métodos y técnicas de evidente inspiración totalitaria´´el peronismo ha sido incapaz de disimular que también le aqueja la desnudez ideológica congénita al caudillismo hispanoamericano corriente’’ ya que ´´las doctrinas del peronismo o justicialismo como todas, de la ideología del  populismo, no pasaban de ser una mezcla  de ideas tomadas de distintas fuentes, lo que las convertía en una filosofía vaga y ambigua. En todo caso, se planteaba como una alternativa entre el capitalismo y el comunismo, una tercera posición frente a los dos bloques mundiales. Creaba el´´estado de compromiso’’donde el presidente de la república, en cuanto líder indiscutido y que estaba por encima de los distintos grupos que existían en el país, actuaba como árbitro para solucionar los conflictos de intereses’’, donde actuaba y gobernaba con la legitimidad necesaria para llevar a cabo los cambios, con el objetivo de proyectarse como una potencia industrial, aumentando el gasto público y los salarios reales a los trabajadores, sin embargo el gobierno tuvo muchas dificultades económicas, por ejemplo con la sequía que afectó en 1952, teniendo como efecto la baja de la producción de trigo.     

Con el respaldo del ejército, la iglesia, de la cúpula sindical de la CGT y la lealtad de una masa popular muy pronto encuadrada bajo el liderazgo centralizado, el nuevo régimen había levantado cimientos seguros para su sustentación.´´Perón decidió reforzar igualmente su gobierno por medio de mecanismos burocráticos y represivos. La primera víctima fue la corte suprema, que había opuesto resistencia a las reformas sociales de Perón desde el principio. Ocho meses más tarde fueron destituidos algunos miembros de este poder como parte de una purga general, la universidad, pasó por un proceso parecido con la expulsión de miles de profesores. En 1947 fueron cerrados los semanarios políticos de la oposición, y grupos económicos vinculados al régimen empezaron a adueñarse del sistema de radiofusión nacional’’, donde el oficialismo tenía harto poder de persuasión a las masas, esta consideración es quizás un impedimento para considerar al régimen de Perón como autoritario a ´´secas’’.

En 1951 la expropiación de uno de los periódicos más tradicionales, la Prensa, y su traspaso a la CGT crearon un virtual monopolio estatal de los medios de comunicación. Los que sobrevivieron con cierto grado de independencia se cuidaron bien de no desafiar francamente el tono uniforme y proselitista utilizado por los medios oficiales para celebrar la política del régimen.

Con esta supresión gradual de las libertades públicas, la oposición política se encontró limitada a la esfera del Congreso, ya que el oficialismo tenía mayoría en esta.

Acá podemos ver una diferencia con Vargas que en 1937 con la redacción de la nueva Constitución y con la consiguiente fundación del Estado Novo, cerró el congreso violando las leyes de la democracia representativa.

Con Perón, a pesar de no haber clausurado el parlamento´´su imposición obligatoria a funcionarios y ciudadanos eliminó todo rastro de pluralismo en la vida política y condenó a los demás partidos a una existencia prácticamente clandestina’’.



Las medidas gubernamentales que hicieron posible refundar estos Estados en el plano político y económico.

Las medidas que aplicaron estos gobernantes favorecieron a una buena parte de los trabajadores organizados, por ejemplo ´´en Brasil se reconoció la jornada laboral de ocho horas, se dio protección al trabajo infantil y de la mujer. Se desarrolló la formación laboral, se estableció una Comisión de Justicia Laboral y se crearon los instintos de retiro y pensiones, medidas, todas éstas, desconocidas hasta entonces en el derecho brasileño. El 16 de julio de 1934, se promulgó la nueva Constitución que sustituía a la de 1891’’

´´Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Argentina se encontró libre de deuda externa y en posesión de importante reservas de divisas extranjeras, al tiempo que se beneficiaba de la gran demanda y los precios elevados de sus exportaciones de su industria de alimentos. Dentro de este marco, el gobierno peronista puso en práctica una política económica con tres objetivos principales: la expansión del gasto público, reforzando el papel del estado en la producción y en la distribución; la alteración de los precios relativos con el fin de fomentar una distribución más igualitaria de la renta nacional; y el progresivo establecimiento de un sistema de incentivos que premió las actividades orientadas al mercado interno y desestimulo de la producción destinada a los mercados internacionales’’

´´La economía peronista no fue fruto de una estrategia económica deliberada. Las bases sociales del régimen condicionaron sus opciones económicas. Entre el progreso de la industrialización para la defensa nacional, a partir de la industria pesada, auspiciado por oficiales del ejército durante la guerra, y la continuación de la industrialización liviana, Perón escogió la segunda opción,que era más congruente con una distribución progresiva de la renta’’

A partir de 1930 cuando Getulio Vargas comienza a ejercer el poder y se plantea, fundamentalmente, el cambio de la política económica, en particular, con la ampliación de las bases del sector industrial. Tales cambios estaban directamente relacionados con la crisis del año 1929 y sus efectos sobre la economía cafetalera que predominaba en el país implicaba la sustitución del modelo agro-exportador por el desarrollo de una fuerte industria que permitiese la eliminación de la dependencia externa y fomentase una economía interna fuerte’’, a este proceso se le conoce como de industrialización sustitutiva de importaciones.

¿Por qué hablar del Brasil de Vargas?, Precisamente porque su proyecto político  de la modificación de la estructura económica brasileña son los fundamentos del ´´Estado Novo``que se cumplen en gran parte, destacándose entre ellos las nacionalizaciones que sirvieron para dar impulso al desarrollo industrial, la política ferroviaria y la construcción de la siderurgia. 

Vargas se suicidó para evitar un golpe de Estado, mientras que Perón vivió hasta morir en el ejercicio del mando. Pero el varguismo ya no existe, mientras que el peronismo perdura, aunque matizado. Por otra parte, Vargas es hoy una figura histórica poco discutida, y las avenidas que llevan su nombre no producen escozor en quienes las transitan, a diferencia de lo que ocurre con las que recuerdan el nombre del político argentino o de su esposa. Perón dejó una cantidad de libros en que desarrolla su doctrina, mientras que Vargas, aparte de sus discursos, prácticamente sólo dejó un muy interesante Diario íntimo, y una familia.

Al contrario de lo que se piensa, estos populismos no estuvieron en contra del régimen capitalista, sino que plantearon la vía del capitalismo nacional, donde burgueses y proletarios levantaran a la nación armoniosamente, descartando categóricamente ´´la lucha de clases’’, tal como lo planificaba el Coronel Perón ya que  ´´le ofrecía a la burguesía el desarrollo económico y la contención de la clase obrera para que no girara hacia la izquierda, asegurándole su anticomunismo. A cambio proponía una política distributiva que enhebrara el mercado interno y permitiera el control de los trabajadores al servicio del capitalismo, aprovechando la bonanza económica que produjo la Segunda Guerra Mundial para la Argentina, lo que en cierto modo permitió el apogeo de Perón con su esposa como líderes indiscutido de la nación, aprovechando el nacionalismo que en aquella época estaba influenciada por los grupos fascistas.

En Argentina -desde un punto de vista histórico e ideológico- el peronismo es un fenómeno social agotado, sin posibilidades de desarrollo histórico, sin embargo, desde el punto de vista político el peronismo es un fenómeno vivo y actuante, todavía muy importante en la realidad nacional.

  
Conclusión.

Nuestra apreciación por el populismo de Argentina, como por el de Brasil es que a pesar de que se profundiza y se abren nuevas vías de democratización al ´´pueblo’’ llevándose a cabo la democracia social y la industrialización; en general, es el resultado del éxito de la irracionalidad colectiva y no de la razón entre ciudadanos que se manifiesta por la admiración incondicional dejada a llevar por las emociones hacia estos caudillos como Getulio Vargas y Juan Domingo Perón, que surgieron de la parafernalia social de los efectos de la crisis financiera de 1929, que a nuestro juicio es el ´´oportunismo’’ y la demagogia de las nuevas elites que ´´experimentan’’con las multitudes que se dejan llevar por las emociones, algo así como si estos líderes carismáticos fueran una especie de mesías o Dios, algo religioso, anti iconoclasta, donde una imagen bonita con un buen discurso al parecer es algo demócrata, y a nuestro parecer no lo es; la gran virtud de la política es la racionalidad entre gobernantes y gobernados, algo que no vemos en estos caudillos.

Estos gobiernos a nuestro juicio fueron en gran medida autoritarios y fascistas pero con el matiz que tuvieron gran arraigo popular, los que le sumaba legitimidad a sus medidas que favorecían en general a la clase media y a los trabajadores organizados en sindicatos cooptados por el Estado.

Ambos populismos entran en la discusión si fueron democracias alternativas o regímenes totalitarios, esto es algo que va más allá del análisis de las medidas que aplicaron en sus gobiernos. El juicio que se tenga por estos regímenes depende mucho de las subjetividades políticas de las personas que vivieron la época.  
     
Diríamos que en el plano ideológico, Perón (tuvo menos ambigüedad ideológica que Vargas) tuvo mayor repercusión que Vargas, ya que hasta el día de hoy el justicialismo es tomado en cuenta como corriente política en la Argentina como la famosa ´´tercera vía’’ como  alternativa al capitalismo y el comunismo, en cambio el Estado Novo no tuvo mayor repercusión para el Brasil como una vía política a largo plazo.

En el plano económico, Brasil con el populismo de Vargas pudo consolidar su industria de gran envergadura, siendo hoy una potencia económica a nivel mundial (sin embargo, con brutales desigualdades socioeconómicas).

Lo que tuvieron en común estos populismos es la postergación de la reforma agraria, promulgándose posteriormente en el caso de Brasil para el gobierno de Joao Goulart bajo la tutela de Estados Unidos bajo el proyecto de la ‘’alianza para el progreso’’.

También no hay ninguna reivindicación hacia los pueblos originarios y en general a los campesinos de sus países (como fue la formación más delante de la agrupación del Movimiento Rurales Sin Tierra en Brasil), sino que solo se dedican a reivindicar el nacionalismo moderno anti oligárquico.


Bibliografía.

1.- Andrade, Pavel, ´´El Estado Novo''.

2.- Ariana Reano: ´´los populismos realmente existentes`` repensar la relación entre populismo y democracia a partir de dos experiencias latinoamericanas contemporáneas’’.

3.- Bethell,Leslie: ´´Historia de América Latina’’. capítulo II:Argentina, 1946-1990.

4.- Carolina Barry: ´´La conformación política del peronismo 1945-1955'', en: HiB: revista de historia Iberoamericana,pp11, vol.3 no.2, 2010.

5.- De Ramón ,Armando;Couyoumdjian,Ricardo; Vial, Samuel; ´´Historia de América:América Latina en búsqueda de un nuevo orden’’ (1870-1990).

6.- Di Tella,Torcuato:´´Perón y Vargas:Vidas Paralelas’’.

7.- El peronismo.Ediciones Bárbara. Cáracas. Enero de 1973.

8.- Enrique Dussel.Le Moonde Diplomatique.Año XIII,Número 137.Enero-Febrero 2013.pp 19,20 y 21. Articulo: cinco tesis sobre populismo.

9.- Montenegro,Augusto:´´Historia de América''.Editorial Norma Educativa.1984.  

10.-Sosa de León, Mireya: ´´Populismo y Getulismo en el Brasil de Getulio Vargas, 1930-1945/1950-1954'' . Universidad Central de Venezuela.

11.-Magnet,Alejandro: ´´Nuestros vecinos justicialistas´´. Editorial del Pacífico.S.A.Santiago de Chile, 1953.


1.- Eric Urrutia. Historiador con Mención en Estudios Culturales de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

2.- Rodrigo Bustos. Historiador con Mención en Estudios Culturales de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Este es una adaptación de un trabajo de la cátedra América Latina: desafíos de la democracia y la globalización.

agosto 21, 2016

El falso dilema entre libertad e igualdad en el Chile contemporáneo.


Es Chile un país de la cultura occidental clásica y que por lo tanto heredamos los principios políticos básicos de la revolución francesa del año 1789: libertad, igualdad y fraternidad. Los 2 primeros conceptos son lo que están en constante tensión en la última década en la arena socio-política chilena. Está en el imaginario colectivo de los que quieren mayor libertad son del sector político de derecha, y de los que buscan fortalecer la igualdad son de izquierda. Más allá de esto, la cuestión de fondo es que una sociedad desigual es inviable, pues en la práctica produce diversos sistemas normativos no asimilables entre sí. Deriva de ella el aumento de la delincuencia común, la devaluación de la educación y del merito, malestar social, entre otros. Una sociedad por definición debe tener una participación igualitaria para sus miembros en los beneficios y costos. 

Si el mecanismo de inclusión social es el consumo como finalidad de vida, entonces la desigualdad es sencillamente excluyente para quienes no logran participar de la zona de beneficios.

La sociedad contemporánea debe retomar el ideario moderno en su totalidad y sin amaneramiento. ¿libertad? Claro, es decir derecho a discutir deliberadamente las reglas de la república ( Asamblea Constituyente, por ejemplo). La libertad de elegir es una falacia, parte de la idea que existe una oferta fija en el mundo, no cree en la capacidad del ser humano de hacer una nueva oferta. Y la otra forma de libertad, más puntual, que se basa en que cada uno gana según su merito, supone- por ejemplo- el fin del derecho de herencia. Por otro lado, la igualdad debe diferenciarse de la igualdad de oportunidades en un sentido profundo, esto es, la garantía de una sociedad que lucha contra la disolución de su carácter unitario por incremento de la diferencia social.

La libertad es una condición de una sociedad moderna y la igualdad es el pacto clave para que esa sociedad sea como tal. En su comprensión más profunda, la igualdad genera fraternidad. Si en Chile la fraternidad es solo un residuo productivo de la Teletón y una apelación sin sustento de la iglesia Católica y los evangélicos, es porque la igualdad no está en nuestro horizonte político, en el que muchos lo han usado solo con fines electorales. 

La desigualdad no es sólo una enfermedad económico-social. Lo es también en un sentido político (solo algunos pueden definir las reglas del juego), y lo es también en términos culturales (nos adaptamos a la desigualdad, considerando natural la segregación socio-espacial). La igualdad es fundamental en los procesos de estabilización. El filósofo Aristóteles postuló que sociedades con sólidas capas medias e igualitarias serían más estables. Pero en Chile, en nombre del futuro, se nos dice que defender la igualdad es estalinista- por traumas colectivos de los discursos en la dictadura militar contra el gobierno de la Unidad Popular- y que su asunción arruinaría el crecimiento económico por atacar el sagrado derecho de propiedad. Por eso, quienes buscan estabilidad y defienden la desigualdad a la vez, sólo pueden llamar más fuerza pública como si esa fuera la política pública del porvenir de Chile.




Rodrigo Bustos. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano.

El caudillismo de Argentina y Perú en el siglo XIX. Los casos de Juan Manuel de Rosas y Agustín Gamarra (1829 – 1852).

Por Rodrigo Bustos. Historiador. 




Resumen.

Este trabajo da cuenta sobre el fenómeno del caudillismo en América latina, encarnado en las personalidades de Juan Manuel de Rosas en el caso argentino, y Agustín Gamarra en el caso peruano, enfocándonos en sus características para que a modo de comparación se establezcan diferencias y semejanzas.

Por otro lado, se centra la atención en las redes políticas establecidas por los caudillos y la aplicación de estas en el Estado y la sociedad. Siguiendo esta línea veremos que el concepto de legitimidad juega un papel fundamental a la hora de abordar los regímenes caudillescos de este periodo.

También se analizan la noción y concepto de caudillismo en relación con las llamadas dictaduras del siglo XX estableciendo las eventuales semejanzas y diferencias entre estos dos fenómenos políticos acontecidos en Latinoamérica.

Por último, agregar que los regímenes del caudillismo encarnan ideales netamente autoritarios y de hegemonía sobre la sociedad que surgen como consecuencia de las guerras de independencia en el continente, así el caudillismo se enmarca dentro de un contexto de desorden político y social, donde cada uno de los personajes abordados trata de ejercer el poder político con un presunto afán megalómano. 

Palabras clave: Juan Manuel de Rosas, Agustín Gamarra, caudillismo,carisma y legitimidad


Investigación propuesta.

Nuestro tema a investigar será abordar el caudillismo tanto en Argentina, como en Perú, desde 1829 a 1852 como un fenómeno político común en Hispanoamérica, a través de esto, trataremos de investigar las particularidades, causas y consecuencias del caudillismo en las naciones anteriormente mencionadas, en donde queremos acotarnos en los casos específicos  de caudillos como Juan Manuel de Rosas y Agustín Gamarra; que marcaron un precedente en la historia política de Hispanoamérica y tuvieron la intrepidez  de sobreponerse  a otros caudillos regionales, y así se legitimaron  así como líderes carismáticos. En esta investigación será primordial destacar la diferenciación conceptual entre dictadura y caudillismo; y las características fundamentales de los caudillos decimonónicos en la región.

Entonces proponemos como preguntas de investigación ¿Cuáles son las aspectos del fenómeno caudillista en el sistema político y social de Hispanoamérica en la primera mitad del siglo XIX? y ¿qué diferencias y semejanzas existe entre el caudillismo de Gamarra con el de Rosas?



Hipótesis.

El caudillismo es un fenómeno político y social trascendencia a lo largo del siglo XIX en América Hispana. Se trataba de una figura que ganaba terreno en la legitimidad a través de un apoyo popular gracias a su magnetismo personal con el respaldo de la elite económica, de modo que adquiría un poder absoluto y lo ejercía hasta tal punto que parecía adueñarse de una nación.

Los caudillos se caracterizaron por el predominio político por su capacidad  de manipular a las masas que controlaron la vida política de las incipientes republicas. Hubo caudillos nacionales que a través de elecciones o apoyados por sus seguidores armados llegaron a la presidencia; y también hubo caudillos regionales que a veces alcanzaron los gobiernos o presionaron sobre ellos y los hicieron sucumbir. Los caudillos fueron heterogéneos entre sí, ya que tuvieron ideologías distintas, pues unos lucharon a favor del centralismo y otros a favor del federalismo; hubo de todas las etnias como blancos, mestizos e incluso indios; cultos e ilustrados algunos y otros ignorantes; los hubo ambiciosos y otros con autentico patriotismo. Tenían en común el apoyo de grandes sectores de la población y el empleo de milicianos para imponerse por sí mismos.

El caudillismo nacional tuvo aspectos positivos y negativos. Fue favorable en cuanto unificó las diversas regiones, ayudando así a la construcción y consolidación de las naciones. Pero dejó un saldo negativo en cuanto echó bases de muchos males: impedir o demorar el desarrollo de la democracia formal que siguen más a los jefes que a las ideas  y piensan de acuerdo con su caudillo y no según su propia raciocinio; y la costumbre de acudir a la violencia  más que al estado de derecho para defender sus intereses.

Con frecuencia, los caudillos para preservar su poder -en momentos de grave crisis- llegaron a ser dictadores, o sea, en gobernantes  unipersonales que derogaban la Constitución o la modificaban acorde a sus intereses y gobernaban sin el poder legislativo o con la total subordinación de éste. Aunque muchos caudillos fueron dictadores, no hay que confundir el caudillismo con la dictadura. El primero es un liderazgo de un individuo que con  apoyo militar o de otros sectores llegaba al ejecutivo a ejercer un mando político sobre vastas regiones, en tanto que la dictadura es una manera  de gobierno personal sobre la totalidad de la nación. Además los caudillos nacionales actuaban dentro del marco constitucional existente o creado por ellos, aunque fuesen con un congreso legislativo de partidarios, mientras que los dictadores se han apoyado casi exclusivamente en las fuerzas armadas, ejerciendo un gobierno generalmente tiránico que impedía toda libertad en forma cruel y además prescinde del poder legislativo. Por último, muchos de los caudillos de este agitado periodo independentista eran precisamente los ricos hacendados, ganaderos o mineros de las distintas naciones.



Marco teórico: los caudillos y su carisma.

Para desentrañar el fenómeno caudillista hay aclarar el término caudillo en los debates académicos, como es que:

 ´´el origen de la palabra caudillo viene del diminutivo latino captus, que significa cabeza, cabezilla, y aunque no existe una definición actual única e incontrovertible, tanto en términos académicos como populares el término evoca al hombre fuerte de la política, el más eminente de todos, situado por encima de las instituciones de la democracia formal cuando ellas son apenas embrionarias, raquíticas o en plena decadencia. Caudillismo e institución democrática son elementos situados en los extremos de una línea ascendente de la evolución política en donde el primero sería el más primitivo y el segundo el más desarrollado. La figura del caudillo puebla la historia, la leyenda y el imaginario político latinoamericano’’.(Castro et.al. 2007:)

El término ´´caudillo`` es tan elástico a la hora de su uso, que se refiere a una cantidad de personalidades similares pero con grandes diferencias (…) aunque tal elasticidad del término podría dar cabida a discusiones interminables sobre lo que precisamente es, y no es un caudillo, ello es un obstáculo menor en el abordaje del tema, como si habláramos de otros temas poliédricos como la democracia o el nacionalismo. Basta decir, entonces, que cuando nos referimos al caudillo, indicamos a quienes ejercen un liderazgo especial por sus condiciones personales; que surge cuando la sociedad deja de tener confianza en las instituciones formales.( Castro et.al 2007:).

 Y por lo tanto lo que hoy conocemos como democracia formal se ve afectada  por la arbitrariedad de los caudillos. Además hay que considerar que en el concepto en cuestión:

´´El caudillo,(era)prácticamente un jefe de guerra que buscaba convertir su clientela regional en un feudo personal de soldados, dependientes y tributarios, no se preocupó mucho de pretender que todos los adultos varones fueran ciudadanos nacionales iguales ante la ley, y dedicó poco esfuerzo a forjar una nación integrando los territorios provinciales. Los caudillos excepcionales que trataron de sentar las bases para la construcción nacional, tuvieron que luchar para controlar a sus contrapartes menos excepcionales, y para forjar la maquinaria de rentas, coerción y patronazgo necesarios para colocar a los Estados sobre un terreno más firme’’ Stern(comp)et.al.1990:203.

 Hay que considerar que una de las características más común en los caudillos es su carisma para atraer a las masas rurales, como dice el sociólogo Max Weber:

´´carisma es la insólita cualidad de una persona que muestra un poder sobrenatural, sobrehumano o al menos desacostumbrado, de modo que aparece como un ser providencial, ejemplar o fuera de lo común, por cuya razón agrupa a su alrededor discípulos o partidarios(…). La atracción de los prosélitos es crucial, y esencialmente el carisma del gran personaje no se define tanto por lo que dijera o hiciera, sino por la adhesión supra racional de sus respectivos seguidores. La dominación carismática, o del que tiene carisma- ya sea héroe militar, revolucionario, demagogo o dictador- significa la sumisión de los hombres a su jefe. El sustento del carisma es emocional, puesto que se fundamenta, en la confianza, en la fe, y en la ausencia de control y critica. Pero el carisma no basta: nadie puede ser un líder solitario, puesto que su carácter, las esperanzas de sus contemporáneos, las circunstancias históricas, y el éxito o el fracaso de su movimiento respecto a sus metas son de igual importancia en los resultados que obtenga.

El carismático, por su parte, dice creer, y hace creer que está llamado a realizar una misión de orden y presencia superiora que es indispensable. Fuera del, está el caos. Aquí los conceptos de jefe e institucionalidad aparecen nítidamente como distintos y contrarios. Su tipo de dominación es la antítesis de la dominación legal y tradicional, porque estas significan límites debido a la necesidad de respetar la ley o la costumbre, y tener en cuenta los órganos instituidos del control social. Weber destaca que la dominación carismática no se encuentra en estado puro en la realidad, ya que no está desprovista del todo de la legalidad, y la tradición comporta ciertos aspectos carismáticos o incluso burocráticos’’ (Castro.et.al.2007:12).


Los caudillos y la historiografía latinoamericana.

La noción de caudillismo goza de aceptación general en la historiografía peruana, así como en la latinoamericana, adquiriendo mayor difusión en la segunda mitad del siglo XX, asimilándose a otros “ismos” estudiados por las ciencias sociales. Aunque existen personajes que en otras partes del mundo y en pleno siglo XX se hicieron llamar caudillos (así, Hitler era el Führer, Franco se proclamó “caudillo de España por la gracia de Dios”) y gobernaron apoyándose a un principio de liderazgo personalista, los científicos sociales e historiadores no consideran que los regímenes que establecieron sean ejemplos de caudillismo, sino antes bien los asocian con los regímenes totalitarios modernos. Esto no es impedimento para hablar de caudillismo o de rasgos caudillistas en el comentario político de carácter crítico, ni que lo hagan los historiadores para subrayar, por medio de la analogía entre pasado y presente, el carácter anómalo de cierto sistema político.

El término caudillismo, es de una relativa y reciente adopción en el medio académico, evita la referencia institucional al ejército, y antes bien se centra en el tipo de liderazgo, trasladando al individuo y al grupo social concebido de una manera más difu
                 

Desarrollo.

Características generales del caudillismo en el contexto latinoamericano.

Podríamos decir que las características del caudillismo en forma general comprenden el personalismo, el carisma, la audacia, ambición de poder y valentía; y escudándose en eso toman el mando de manera personalista basado en su liderazgo. Además el caudillo gobierna de una manera paternalista y altamente centralizada.

Las alianzas políticas de los caudillos tuvieron apoyo en los vínculos personales y familiares. Eso explica – Charles Walker-,cuando habla del apoyo que Gamarra tuvo en el Cusco, a pesar de tener también opositores en la zona. Es decir, hubo una identificación entre la masa  que habitaba una determinada región y la imagen de un caudillo autóctono de la zona, en quien se veían identificados sus necesidades.

Este regionalismo también se explica por el hecho de que no existía una figura política que representara a la nación en su conjunto, por lo que se buscaba una identificación con personas de su entorno geográfico local. Entonces se creó una especie de imagen mítica de los caudillos, que eran vistos como los sobresalientes próceres de la independencia. Se les relacionó con una aristocracia guerrera, llevándolos a un estado de inmortalidad.

Hay que considerar que los caudillos fueron básicamente militares que habían participado en las guerras de independencia, de ahí venía la mayor parte de su honor, y esto  fue utilizado por ellos para alcanzar posiciones públicas sobresalientes. Además estos descansaban principalmente en los militares para su apoyo y sostenimiento.

Según la visión del historiador John Lynch, los caudillos cumplieron tres funciones en las incipientes repúblicas hispanoamericanas. En primer lugar, el caudillo era el líder militar de una hueste armada que peleaba por el control político de la región. En segundo lugar, el caudillo era un benefactor que establecía relaciones de clientelaje con diversos individuos a los que prometía cargos, riquezas, y prebendas, a la condición de luchar bajo su mando. Finalmente, el caudillo desempeñó el rol de gendarme o protector, coercionando la movilización de las masas campesinas e ´´indias`` que ponían en jaque la estabilidad de los regímenes caudillistas.                   


Diferencias y semejanzas entre el caudillo y el dictador.

Existe un particular vínculo entre las nociones de caudillo y de dictadura. En cuanto a la línea que distingue a los “antiguos” caudillos con los “contemporáneos”, es la forma en que estos ejercen el poder. Los antiguos caudillos tenían poca noción de legitimidad a la hora de ejercer su poder, en cambio los caudillos contemporáneos al estar en otro contexto social, político y cultural accedieron al poder en algunos casos por vías democráticas he hicieron uso de políticas de masas y de recursos estatales en favor de las clases desposeídas para fortalecer el apoyo de estas masas en lo que se puede denominar una especie de régimen “populista”. Siguiendo esta línea de argumentación

 ´´Una de las dimensiones más críticas de cualquier cultura política involucra la noción de legitimidad política, esto es, la serie de creencias que conducen a la gente a considerar la distribución del poder político como justa y apropiada para su propia sociedad. La legitimidad política se funda sobre tres elementos: la tradición, la legalidad racional y el carisma. Los hombres obedecen (cuando es voluntariamente) a una mezcla desigual de hábito, interés y devoción personal. En otras palabras la legitimidad provee la racionalidad para la sumisión voluntaria a la autoridad política’’ (Castro 2007:14).

Esta noción puede ser aplicada tanto a los antiguos como a los contemporáneos caudillos, ya que en el caso de los primeros tenemos la influencia ejercida sobre la comunidad local o regional del caudillo como mecanismo para lograr cierto margen de legitimidad y en el otro caso se refleja en las políticas aplicadas en el contexto de la dictadura.

Así se tiene que:

´´El caudillo tiene mucho de dictador, pero no todo dictador es un caudillo. De aquí que el concepto de legitimidad es crucial para esta distinción. Y el caudillismo florece en un medio político- cultural específico, en circunstancias también particulares de falta de control’’ (Castro 2007:14)

A la vez hay que aclarar que:

´´Los caudillos pueden gobernar de una manera autoritaria, que es con frecuencia un reflejo de las propias normas y expectativas generales de su propia sociedad, ellos pueden ser completamente no totalitarios. Hay límites más allá de los cuales el líder no iría. Gobernar de una manera tiránica viola el contrato social informal pero plenamente comprendido o ´´reglas del juego’’ que gobiernan las relaciones del caudillo con la sociedad política´´ (Castro 2007:18)

Entonces tenemos pocas diferencias entre lo que es el caudillo y el dictador, siguiendo la línea sobre el concepto de legitimidad aplicada a estos dos fenómenos podemos decir que el caudillo mediante su personalismo y la aplicación de políticas autoritarias tiende a crear un control legitimo sobre las fuerzas políticas y sobre la sociedad en su conjunto sin necesariamente utilizar la violencia de por medio, ya que toda la institucionalidad perdida en un régimen político particular se trata de encarnar en la persona del caudillo para así lograr el control y la estabilidad política y social necesaria para gobernar. En cambio en el caso de la dictadura no necesariamente se hace uso del concepto de legitimidad a la hora de aplicar las políticas de control sobre la sociedad, al contrario en muchos de los casos latinoamericanos del siglo XX se hizo uso de los gobiernos dictatoriales desestabilizando el gobierno democrático y llegando al poder de manera ilegítima, sin embargo otros usaron medios legítimos para llegar al poder por lo que tanto el caudillo como el dictador pueden y han usado recursos legítimos e ilegítimos para gobernar, diferenciándose quizás mayormente en el contexto social, político y cultural donde se den estos fenómenos.


Causas del caudillismo.

Entre las causas del fenómeno caudillista en América, según John Lynch, los caudillos surgen en la época posterior a la independencia debido a la impracticabilidad de las constituciones y a la falta de consenso político de las oligarquías que estuvieron a cargo del poder después del retiro de la colonia española en el territorio  americano.
                  
Después de la independencia ninguna institución gozaba de legitimidad, ya sea por desconfianza en su eficacia o por los miedos que inspiraba la recién lograda emancipación. De ese modo, se requería una persona en la que se vislumbrara esa legalidad; característica que el pueblo vió en los caudillos.

La clase militar había ganado prestigio con las luchas de independencia; y además estaba a favor del caudillo y le había concedido el control de la institución armada, porque los caudillos, en general, eran militares.



El caudillismo y su influencia en la configuración de los Estados Nacionales.

La etapa conocida como la determinación nacional estuvo marcada por la carencia de recursos económicos, la inexistencia de instituciones republicanas operantes y funcionales, y la fragmentación social (Basadre:1963).

En éste contexto surgió el caudillo militar. Flores Galindo (1999) ha expresado que el caudillo emergió en circunstancias en que el vacío de poder ocasionado por la desmembración de la antigua aristocracia colonial y el éxodo español ocasionó que la fuente única de poder real fuera el nacido de las bayonetas.

El ejército peruano literalmente no existía, tan solo estaba la presencia de distintos jefes militares, los cuales congregaban a un número variable de seguidores según clientela que pudieran conformar y mantener.

Los grupos de poder no tenían una dimensión nacional, sino tan solo regional, como resultado de la desarticulación económica y social del Perú. Estos grupos encabezados y liderados por caudillos se expresaron en la propia posición personalista de los distintos jefes militares.

El discurso personalista de los jefes militares fue la expresión de la falta de una visión ideológicas orgánica de lo que es el Perú. No habían programas, planes nacionales, en suma, visión de país. En este contexto la personalidad del caudillo era la mejor garantía del "orden" nacional. Ya más adelante Ramón Castilla (1844-1851)-(1855-1862) contó con la capacidad de mantener el orden político y social, además de empezar un proceso de organización del estado peruano gracias a que pudo disponer de los recursos provenientes de la exportación del guano, del cual habían carecido los gobernantes que lo precedieron. Estos recursos los movilizó para generar una enorme clientela, de dimensiones no vistas en los años inmediatamente posteriores a la caída del régimen. A La Mar y a Santa Cruz se les acusó permanentemente de no ser peruanos. 


Comparaciones entre el caudillismo de Rosas y el de Gamarra.

Desde el punto de vista del proyecto político.

El proyecto de Rosas buscaba establecer una política federal, específicamente este caudillo:

´´Era un ardiente federalista de Buenos Aires. Poseía el carisma  para someter a los caudillos rivales. Impuso su autoridad personal, extendió el poder de la provincia de Buenos Aires sobre todo el país y edificó una nación sobre el principio del federalismo. También era un ardiente nacionalista, tanto así que algunos extranjeros lo consideraban un xenófobo`` y además ´´…quería gobernar toda Argentina y para ello puso en práctica una política, por lo general sin escrupulos, que favorecía a los estancieros y propiciaba la consolidación de una aristocracia latifundista…(además) pensaba y gobernaba como un centralista y siempre defendió la Hegemonía de Buenos Aires``(Orrego et al.2005:113-114)

Además Rosas dividió la sociedad entre aquellos que mandaban y aquellos que obedecían. El orden lo obsesionaba y la virtud era la subordinación. En lugar de una constitución pidió un autoritarismo total, y en 1835 justificó la posesión de un poder sin límites como clave para acabar con la anarquía.

Pero lo que Rosas veía como un benevolente despotismo, era calificado por otros ´´argentinos`` como una cruel tiranía de su régimen político. Para este caudillo había algo más detestable que la democracia, que era el liberalismo. Las doctrinas constitucionales de unitarios y federales, no le interesaban, y nunca fue un auténtico federal. Explicaba las divisiones políticas en términos de estructura social. Rosas manipulaba a los sectores subalternos de la sociedad. Sentía horror de la revolución social y cultivaba a las clases populares no para darles poder o propiedades sino para apartarlas de la violencia y la insubordinación. Su federalismo tenía poco contenido social. En realidad, Rosas destruyó la división tradicional entre federales y unitarios e hizo que estas calificaciones carecieran de significado. Las sustituyó por rosismo y anti-rosismo. Su base de poder era la estancia, foco de recursos económicos y sistema de control social. Así armado procedió a tomar la posesión total del aparato estatal.

Con los principales medios de represión en su poder, terminó su dependencia de las fuerzas irregulares del campo. Rosas ejercía en aquel entonces un monopolio de poder en un estado acorde a los intereses de los ganaderos y a una primitiva economía de exportación. Se impuso un control político total, por lo tanto, el rosismo era un clásico despotismo. No se permitían lealtades rivales ni partidos alternativos. Este régimen dio a Rosas hegemonía sobre Buenos Aires durante más de dos décadas. Pero no pudo aplicar la misma estrategia para todo el resto de la Argentina. En el interior, el partido federal tenía raíces económicas más débiles y una base social más estrecha. La pacificación del interior, por lo tanto, significaba la conquista por parte de Buenos Aires.

El régimen Gamarrista, de acuerdo a la constitución de 1828, se inició en 1829 y concluyó en 1833, se desarrolló en un ambiente de grave crisis económica y de inestabilidad, en los que toca a la política interna e internacional.

En lo que respecta al primer aspecto, las guerras por la independencia habían creado una retracción en las actividades agrícolas, mineras y ganaderas. Por lo tanto se dio el  caso de

“La crisis económica imperante más el permanente estado de inestabilidad política en que se desarrolló el régimen, impidieron a Gamarra realizar una buena labor administrativa’’ (Rivera:et.al: 16)

Además  Gamarra logró a penas terminar su gobierno constitucional. Tuvo un carácter muy activo por lo que se ausentó varias veces de la capital para reprimir las rebeliones y levantamientos que ocurrieron en diversas regiones de lo que hoy es el Perú.

En términos generales los caudillos militares que gobernaron el Perú cumplieron un papel fundamental en evitar el desmembramiento geográfico del Perú, primera condición para asegurar la viabilidad de un  nuevo estado nacional.

Los caudillos no podían consolidar el sistema democrático, representativo y constitucional del Perú. En éste sentido eran esencialmente autoritarios y opuestos a los sueños doctrinarios liberales en la práctica.


Desde el punto de vista de la influencia social.

Con Rosas, el poder del sistema se basaba en la propiedad y en el funcionamiento de la estancia que, a la vez, era el núcleo de los recursos económicos y un sistema de control social. Su dictadura consolidó el dominio de la economía mediante la estancia. Ella le dio dinero para la guerra, la alianza de sus colegas estancieros y los medios para reclutar un ejército de peones, gauchos y vagabundos. Rosas sabia como manipular a la gente pues la estancia fue su escuela política. Allí aprendió que solo la implantación de un férreo control podía lograr someter a una población móvil e indisciplinada como la gaucha. También se dio cuenta de que la única manera de obtener la lealtad y el control de aquellos gauchos y peones, itinerantes y celosos de su autonomía, era cortejarlos, ´´hacerse gauchos como ellos’’, seducirlos mediante gestos y favores, convertirse en su apoderado, en un caudillo protector que ellos también pudieran considerar suyo. Si bien Rosas se identificaba culturalmente con los gauchos, no formaba parte de ellos socialmente ni los representaba políticamente. En pocas palabras:

“El centro de sus fuerzas eran sus propios peones y sus subordinados, que más que apoyarle estaban  a su servicio y cuya relación era más de clientelaje que de alianza``(Orrego,et.al 2005:114)

 A través de esto hubo un miedo inconsciente de los hombres por la anarquía y el caos que aceptaban el clientelaje de Rosas.

Gamarra no fue un caudillo tan preeminente como Rosas para llevar a cabo el poder y la subordinación  a través del clientelaje, pero si era un caudillo mestizo de gran importancia para la república peruana para salvarlo del desmembramiento territorial.



Perfiles de Rosas y Gamarra.

´´Rosas estuvo lejos de ser un caudillo rústico, ignorante o bárbaro como hubo muchos en América Latina por esos años. Su manera de gobernar, la astucia o el cálculo  que proyectaba en sus acciones y en sus pronunciamientos contra sus más enconados enemigos, sugieren una forma de hacer política que dista mucho de los patrones de la rusticidad o del primitivismo.(Hay que tener en cuenta que) su dictadura no era militar: era un régimen civil que empleaba militares sumisos. Su herencia fue la hegemonía de los terratenientes(estancieros),la degradación de los gauchos y la dependencia de los peones. El estado rosista era como una estancia gigantesca. Todo el sistema social, en síntesis, se basaba en la relación patrón-cliente (Orrego et.al.2005:115)

Además Rosas era un hombre de instinto conservador, era una criatura de la sociedad colonial en donde se había formado, era un tenaz defensor de la autoridad y la jerarquía. A pesar de su política ´´populista``_, estaba  a favor de la conservación de la estructura social tradicional su modelo favorito al parecer era la monarquía del antiguo régimen. 

Por otro lado Gamarra por la historiografía peruana ha  tenido tanto defensores como detractores. Entre estos últimos se cuenta el historiador Rubén Vargas Ugarte quien ha expuesto su opinión al respecto:

´´Gamarra fue un vulgar ambicioso de mando, que acarreó grandes daños al Perú, originando un período funesto, cuyas consecuencias se sufrieron largamente en el país. Padecía de un raro delirio revolucionario, sin ser verdaderamente un héroe. En su afán de subir al poder no escatimó medios, ni se detuvo en reparos de conciencia. En Ecuador llegó hasta solicitar apoyo para que este país se aliase con Chile contra el Perú. Era falso de carácter, predominaba en él la vileza y la ambición personal antes que el interés social y el bienestar de la república, la cual, en su creencia, era un feudo que le pertenecía''



Política interna.

Hay que considerar que Gamarra gobernó en un contexto de gran inquietud que caracterizó a su régimen, teniendo como uno de los factores el carácter autoritario de su gobierno, la infracción de algunos dispositivos de la constitución y la permanente amenaza para el Perú de la actitud disociadora del presidente boliviano Santa Cruz al querer configurar la confederación Perú Boliviana.

Por otro lado, Rosas controlaba todas las instituciones del Estado y la sociedad, no había tolerancia para la oposición, ni tampoco oportunidad alguna. Era un gobernante absoluto, no dominaba solamente a los poderes legislativo y judicial, también controlaba la administración. Una de sus primeras medidas, fue purgar la antigua burocracia. El sistema de gobierno era en extremo primitivo y carecía por completo de una estructura constitucional.

Rosas ejercía algún control de facto sobre las provincias, en parte para impedir que la subversión se filtrara en Buenos Aires, en parte para tener una segura base en su política económica y exterior, y en parte para adquirir para su régimen una dimensión nacional. Su política consistió en desgastar a los caudillos provinciales. Expandió su poder en el litoral en los años 1835-1840.

Consideraba a los unitarios como “enemigos de Jesucristo” puso fin al liberalismo y anticlericalismo de Rivadavia, restauró iglesias, reinstaló a los dominicos y autorizó el regreso de los jesuitas. Pero tenía un concepto utilitario de la religión y la evaluaba sobre todo como un apoyo para el orden social y la subordinación.

El poder militar del régimen de Rosas, no sólo descansaba en las milicias y los montoneros, sino también en un ejército regular de oficiales y soldados profesionales, si bien no era un verdadero ejército nacional, constituía el núcleo de uno de ellos y dedicó una gran parte de su primer gobierno a crear un ejército permanente. Aunque había una diferencia entre milicias y fuerzas regulares, bajo el régimen de Rosas cualquier unidad de milicia podía ser simplemente transferida a regimientos de línea y quedaba sujeta a la severa disciplina y al servicio activo del ejército regular. Por lo tanto, el ejército de Rosas no era un ejército “popular”. Era una multitud incoherente y apolítica de conscriptos reclutados El rosismo era una tiranía arbitrariamente impuesta. Rosas ofreció un escape de la inseguridad y una promesa de paz, con la condición de que se le otorgaran facultades totales, único remedio para la anarquía total.



Conclusión.

Para este trabajo podemos decir que el fenómeno del caudillismo en Hispanoamérica logró dotar de cierto orden y estabilidad a la sociedad de los países recién conformados después de las guerras de la independencia.

Para el caso de Juan Manuel de Rosas tenemos que su régimen personalista encarna y es representativo del tipo de gobierno que se adoptó en gran parte de las repúblicas hispanoamericanas, centralizando el poder y la administración del estado en su persona para lograr aplicar su política en pro de un orden social. Entonces el régimen autoritario jugó un papel importante dentro de esta etapa. 

Por otro lado en el caso de Agustín Gamarra podemos decir que este  caudillo militar peruano tenía otro tipo de ambiciones en el ámbito político, al ser un presidente constitucionalista, se diferenció con Rosas ya que este último no creía en la Republica como sistema de gobierno, pero Gamarra al igual que Rosas hicieron uso del mecanismo de clientelismo para desarrollar una influencia regional y para constituir su poder, en el caso de Rosas en la provincia de Buenos Aires y en el caso de Gamarra en el Cusco.

Para finalizar, podemos decir que estos regímenes encarnados en personajes militares y de características personalistas, fueron de gran importancia a la hora de abordar los problemas derivados de las guerras de independencia, traducidas en polaridad política, regionalismos autónomos y desorden político, que llevaron en algunos casos como el de Rosas a centralizar de manera drástica el poder para llevar a cabo diversas reformas, constituyendo así algunos pasos en lo que respecta a lo que sería la posterior construcción de los estados nacionales hacia finales del siglo XIX.

                            

            
                                                                    Agustín Gamarra.                         

                       
                           


                                                                 Juan Manuel de Rosas.


Bibliografía.

1.- Bethell, Leslie(compilador). ´´ Historia de América Latina. América Latina: economía y sociedad, 1870- 1930’’. Tomo 6.Editorial Crítica. Barcelona, 1990.

2.- Castro,Pedro; ´´El caudillismo en América latina ayer y hoy, política y cultura’’, primavera, numero 27 universidad autónoma metropolitana, 2007, pp 9-29.


3.- Lynch, John; “Caudillos en Hispanoamérica 1800 - 1850”. Colecciones MAPFRE, 1993.

4.- Montenegro González, Augusto. ´´Historia de América``. Editorial Norma Educativa. S.A. Bogotá, Colombia, 1996.

5.- Nuñez  Huallpayunca, Efrain ;´´La iniciación de la República Peruana: la era de los caudillos’’ 1825 – 1845, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

6.- Orrego Penagos, Juan Luis: ´´La ilusión del progreso’’. Los caminos hacia el Estado-nación en el Perú y América Latina (1820-1860). Pontificia Universidad Católica del Perú.2005.

7.- Stern, Steve (comp) ´´resistencia,rebelión y conciencia campesina en los Andes. Siglos XVIII al XX)’’ IEP.1990.

8.- Walker, Charles; ´´De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la Formación del Perú Republicano’’(1780- 1840). Editorial. Cusco:CBC,1999.



Rodrigo Bustos. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano.
Erick Urrutia. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano.


*Este fue un trabajo para la cátedra de América Latina: Sociedad Oligárquica y Movimientos Sociales con el profesor Manuel Fernández Gaete en el año 2012.