abril 21, 2017

Giovanni Sartori, su teoría y su influencia en Chile.

Existe desde la segunda mitad del siglo XX abundante trabajo sobre lo que se conoce como usos del marxismo como modo de interpretar la realidad, y específicamente en Chile la influencia sobre varios intelectuales chilenos que tuvo uno de los teóricos de la sociedad post-industrial Alain Touraine, por lo cual es necesario que en su momento indaguemos sobre sus análisis teórico y su relación con la evolución político-intelectual del Chile de la última mitad de los ochenta.

La era post-industrial que es abordada por Touraine desde las estructuras económicas, el cambio social de una sociedad basada en la producción en serie, a una sociedad donde se instala el sector terciario y un mercado laboral precarizado. Para comentar la era post industrial desde las estructuras económicas y su modificación hay abundante investigación, que por cierto debe ser abordada aquí.

Entre los pensadores que abordaron los cambios de la segunda mitad del siglo pasado con singular agudeza se encuentra Giovanni Sartori, cuya investigación sociológica traslada el eje del análisis de la era post-industrial desde su efecto en las estructuras económicas, y más que analizar la post-industrialización y sus posibilidades de cambio social, analiza lo que le llama el post-pensamiento de los medios de comunicación y su poderío, es decir su capacidad, más que para provocar un cambio, para evitar uno, tanto en su aspecto benéfico, como nocivo.

La televisión reemplazó la palabra por la imagen, y se transformó en una poderosa arma política; esto desde luego no quiere decir que en la televisión no se pronuncien palabras pero lo más importante es la imagen. Tampoco el hecho de que la televisión se haya trasformado en un instrumento político se debe al hecho de que exhiba todo el día a políticos postulando sus programas ideológicos, sino más bien al hecho de que los políticos en la televisión se han trasformado en un artículo de consumo más, de la misma manera que se exhibe un comercial vendiendo un producto; esto sí es política e ideológicamente funcional a la sociedad de mercado.

Para ir aún más lejos, la televisión irrumpe en la industria de la comunicación como un medio para ver imágenes más que para entender lo que se ve. En cuanto formador de opinión pública, Baudrillard es claro en postular que la televisión se constituyó en el primer medio de comunicación que en lugar de transformar la masa en energía produce todavía más masa, destruye el saber y el entendimiento más rápido que producirlo.

Tal vez el aporte sociológico más significativo de Giovanni Sartori fue investigar hasta qué punto la televisión modificó, redujo y empobreció radicalmente el aparato cognoscitivo del ser humano, y su diagnóstico era claro: el hombre no vive en un universo puramente físico, sino también en un universo simbólico donde tiene un influencia innegable la lengua, el arte, el mito y la religión en la composición de ese tejido simbólico, y en la televisión el hecho de ver precede al hecho de hablar y por lo tanto el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico, característica que lo distancia de los demás animales, se ve anulada por el hecho de ser un vidente, capacidad que lo acerca más a lo ancestral.

Más aún, una cantidad impresionante de inventos antes de la televisión habían sido bienvenidos con una mezcla de entusiasmo y recelo, aunque las causas de éstas serán distintas en la época de la revolución industrial o la ilustración que en la era post-moderna.

Como ejemplo, Sartori cita la aparición de la enciclopedia de Diderot, cuya primera edición en 1751, -poco antes del triunfo de la Revolución Francesa de 1789- provocó el enojo de las autoridades eclesiásticas en especial del Papa Clemente XII, por considerarla una conspiración para destruir la autoridad del Estado, llegando a decretar que todo católico que poseyera un ejemplar de la enciclopedia debía entregarlo a una autoridad eclesiástica para ser quemado. Pero a pesar de las amenazas, de su tremendo tamaño y del inmenso coste para la época, la enciclopedia llegó a vender más de 28.000 ejemplares y el progreso de los ilustrados fue incontenible. En este análisis Giovanni Sartori nos advierte que no debemos confundir nunca el medio con el mensaje, los medios de comunicación con los contenidos que comunican. Tal vez sin imprenta nos hubiésemos quedado sin ilustración o esta se hubiese demorado mucho más.

Así se transitó desde la revolución industrial hasta la era post-industrial: en la primera los inventos de la ciencia como el periódico y los libros transmitían conocimiento, las creaciones científicas como el microscopio nos permitían engrandecer lo pequeño, se nos permitía además ver a lo lejos con el telescopio. Ya en la era post-industrial y con el surgimiento de la televisión se nos permitía ver todo, sin hacer nada y totalmente gratis, fenómeno que se agudizó en el “post-industrialismo-tardío” con el surgimiento del internet.

La línea de investigación sociológica de Giovanni Sartori fue clave, ya que se transformó en una verdadera radiografía de cómo se modificó culturalmente, primero, Europa occidental y luego buena parte de occidente, con la irrupción de la era post-industrial y la era multimedia; la palabra que era el principal medio de comunicación del hombre fue reemplazada por la imagen. La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa,por el contrario, la imagen viene dada, no es necesario el ejercicio intelectual, más aún, uno podía ver un programa en otro idioma y optar solo por la imagen sin traducir-entender nada, no se ve en inglés, chino o árabe, solo se ve y es suficiente.[1]

Fue por este motivo que la televisión no fue un medio de comunicación más, no fue un anexo, sino un invento que modificó radicalmente la relación entre entender y ver.

La conceptualización de cultura fue radicalmente modificada en sus dos acepciones, tanto la antropológica como la sociológica; en ambas categorías, todo ser humano vive en la esfera de su cultura. Si el hombre es un animal simbólico de ello se deriva que en un contexto coordinado por valores, creencias, conceptos y, en definitiva, de simbolizaciones. Así pues en esta acepción genérica el hombre primitivo o analfabeto también posee cultura, dado que cultura no es siempre sinónimo de saber, de hombre culto o estudiado.

En este contexto donde el niño pasa por ejemplo horas frente al televisor antes de aprender a leer o escribir, es tan solo uno de los engranajes mediante los cuales funciona la post-modernidad; este proceso que ha dinamitado el pensamiento vertical en el que se sustentaron miles de procesos políticos y revoluciones, así como se organizaron numerosos partidos en torno a la tesis de un bien superior; está claro que la movilidad social derivada de poseer un televisor en casa produjo, además, un masivo desclasamiento de aquellos que debían tener una conciencia de clase, la televisión dió a luz una cultura horizontal, pero no en el sentido que imaginó Marx o Lenin, sino una cultura en donde todo el mundo sabía muy poco, más aún, donde todo el mundo quería deshacerse del maestro, que ilustraba para una conciencia y que intentaba bajar la verdad al ciudadano.

El impacto que tuvieron las tesis sociológicas de Giovanni Sartori en Chile se dió principalmente en la segunda mitad de la década de los ochenta, aun cuando no fue, de ninguna manera, el cientista político más influyente en la renovación teórica de la política en Chile. Sus tesis contribuyeron de sustento teórico -y casi sin proponérselo junto a una gran cantidad de intelectuales europeos- a la renovación teórica de la política en Chile.

En la segunda mitad de esa década, en la última etapa de la dictadura, los intelectuales de los CAI[2] que trabajaban en la renovación teórica del socialismo, intentaban levantar varias tesis, de las cuales dos de las más destacadas era que en Chile dejaran de tener influencia las tesis de alcance universalista, tanto desde Marx, como desde Hayek. Desde el socialismo, como desde el neoliberalismo se visualizaba una etapa superior de la historia, donde el concepto de progreso era visto como un salto hacia adelante, hacia una sociedad mejor.

La segunda tesis fuerte de mayor influencia era sostener que el cambio social en el Chile de la dictadura no era solo de orden económico, el modelo neoliberal había modificado culturalmente la sociedad chilena, dado que la movilidad social en la sociedad de consumo, aun en base al endeudamiento, era irreversible, y en este proceso, en los ochenta la irrupción y masificación de la televisión tuvo un papel central.

Estaba claro para la intelectualidad chilena que la masificación de la televisión, no era necesariamente un progreso “per se”, sino más bien solo un progreso cuantitativo que no constituía una certeza de progreso hacia adelante al estilo de la grandes filosofías universales, no habían certezas, solo por este progreso cuantitativo, que en lo cualitativo podía ser beneficioso y sustancial dependiendo el uso que se le diera. Pero, se coincidía con las tesis de Sartori, en que un progreso cualitativo, podía prescindir de un progreso cuantitativo que tenía la capacidad de permanecer durante mucho tiempo en el ámbito de lo poco numeroso. Sin embargo no era así; la difusión por extensión de un invento de uso social, solo era considerado positivo dependiendo del uso que se le diera, y en el caso del último periodo de la dictadura la televisión tuvo un efecto social casi disolvente, mandando el mensaje subliminal, sobre todo a los jóvenes y pobladores del consumo que eran susceptibles al crédito fácil.

Asimismo la ideas de Giovanni Sartori se volvieron congruentes con el proceso largamente analizado que postulaba que bajo la dictadura de Pinochet, se había provocado un “apagón cultural”, en el que los medios de comunicación de masas habían jugado un papel fundamental; el pensamiento abstracto que permitía conceptualizar, había sido reemplazado por el pensamiento concreto más pobre, no solo en cuanto a palabras, sino además de significado. Así, culturalmente el pensamiento abstracto-conceptualizante que había generado las grandes tesis filosóficas de la historia, había sido reemplazado por el lenguaje concreto propio del homo-videns, característico de la sociedad de mercado que, según los pensadores chilenos se había tornado culturalmente irreversible.

Uno de los factores por los cuales Giovanni Sartori tiene una influencia tan oblicua en el proceso chileno es debido a que debe compartir nicho sociológico y político con varios intelectuales europeos que estuvieron involucrado en forma más directa en la formación de los académicos chilenos que lideraron la transición como lo fueron Alain Touraine y Pierre Bourdieu en la sociología, Guillermo O’donnel en las ciencias políticas, además de una gran cantidad de pensadores, cuyas tesis fueron usadas en forma parcial, sin tener una acción directa en el proceso, o los ya fallecidos como Gramsci, Derrida, Durkheim o Focault.

Aun así, de Sartori son rescatables también sus tesis en ciencias políticas y su concepto de partido relevante; cuando varios intelectuales chilenos tuvieron una ruptura epistemológica con los movimientos sociales, poco antes del fin de la dictadura, llegaron a la conclusión de que la política debía profesionalizarse, ya no para trasformar el Estado o hacerlo desaparecer, sino para gestionarlo. Esta tesis era en gran medida trabajada por Touraine y Bourdieu, pero el diagnóstico de ellos no era suficiente. Era obvio que una transición política no se podía hacer solo con los movimientos sociales, eran también necesarios los partidos políticos, pero lo que les faltaba a Touraine y Bourdieu a Bobbio y a Sartori les sobraba, es decir, estructurar ese sistema de partidos, elaborar en las ciencias políticas la tesis de los “partidos relevantes”. Esto es aquellos que tenían que conformar, un sistema principalmente bipartidista guiado teóricamente por el concepto del partido relevante[3], entendido este como conjunto de partidos con una tendencia hacia el centro político, para asegurar una transición institucional. Los análisis de Giovanni Sartori se caracterizaron por clasificar el sistema de partidos con rigor científico y pedagógico, casi limitado a lo descriptivo; no se propuso por lo tanto influir en ningún proceso político, aunque oblicuamente lo hizo en el Chile de la transición.

Claudio Palma Araya. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano. 

- Un recordatorio póstumo, por el reciente fallecimiento de Giovanni Sartori.



[1] Giovanni Sartori. “Homo videns, la sociedad teledirigida”, 1997.
[2] Centros Académicos Independientes
[3] Giovanni Sartori. “Partidos y sistemas de partidos, marco para un análisis”, vol1, 1987.

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