abril 18, 2018

El fallo de la Haya no servirá de mucho... por una mayor integración entre Chile y Bolivia.

Ad portas del fallo final de la Corte Internacional de Justicia de la Haya que aclare si Chile está obligado a negociar un acceso soberano al océano pacífico a Bolivia es importante aclarar que la defensa de cada metro cuadrado de un Estado- nacional no es en vano, y bien lo sabe Bolivia, que antes de la Guerra del Pacífico (1879-1883) tenía soberanía en la región de Antofagasta- aunque en la práctica era muy precario por la falta de población y deficiencias en la infraestructura víal-  cuando la industria del salitre empezaba a surgir. Nunca se sabe la importancia que puede asumir una parte de un territorio en el futuro, y por eso cuesta tolerar que un gobierno lo ceda, a excepción que exista una derrota bélica o muy buenas razones. 

Como premisa básica a ningún país le conviene vivir en conflicto permanente con sus vecinos. Por donde se le mire, la colaboración es más fértil que la pugna, por eso Europa se unió con la Unión Europea a pesar de los conflictos bélicos que han tenido en el pasado, Los Estados Unidos llevan la unión en el nombre (aunque por la imprudencia de Trump hay estados que proponen un separatismo incipiente), mientras que América Latina, un subcontinente que a lo largo de dos siglos ha sido incapaz de formar una voz influyente en el concierto internacional (a pesar de la creación de organismos diplomáticos como la Unasur que tan solo representa a sudamerica) precisamente por su dispersión crónica, nunca ha tenido la capacidad de abolir los absurdos nacionalismos que mantienen a cada uno de los países en la irrelevancia.

Evo Morales se ha encargado de repetir que independientemente del fallo del Tribunal de la Haya, Bolivia no se rendirá en su deseo por volver a tener mar para su país. Hasta aquí la defensa de Chile en esta larga historia de desencuentros con Bolivia se ha limitado a contestar que no tiene asuntos pendientes con el país altiplanico en lo que respecta a su demanda marítima.

Esperando el juicio definitivo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya- evidentemente inútil, porque no existe la voluntad de ambas partes de respetar el fallo-, nuestro país debiera ser el encargado de proponerles alternativas apetecibles a Bolivia, proyectos conjuntos que se presenten como amigables en lugar de triunfantes e ingeniosos en vez de reactivos. Un ejemplo de ello sería la reanudación-total- de las funciones del tren Arica- La Paz por parte de Chile (y que forma parte del tratado de 1904) y una coordinación más eficiente en la lucha contra el narcotrafico, el contrabando y la trata de personas (y así evitar accidentes fronterizos que provocan malos entendidos como los del año 2017).

Hasta cuando vamos a seguir en este diálogo de sordos? Por un lado Evo Morales ha tenido una estrategia de jugar con el sentimiento de inferioridad por su histórica mediterraneidad entonando el himno del mar (con un contenido muy utópico y populista al querer recuperar por completo la región de Antofagasta), además la reivindicación marítima de Bolivia es de carácter constitucional lo que perpetuaría su intransigencia, y por otro lado Chile hace callar a Bolivia, demostrando pocos ánimos de negociar tanto en los sectores de la Nueva Mayoría como de Chile Vamos. Esto será por qué somos un país con una elite política de mentalidad centralista? ¿será que subestimamos a Bolivia a pesar de tener un mejor crecimiento económico que Chile en los últimos años? ¿es por qué Bolivia tiene a un presidente indígena?. Independientemente del veredicto del tribunal de la Haya esperamos que a futuro tengamos un buen porvenir entre ambos pueblos exentos de xenofobias y resentimientos, y que aprendamos de otros países en la integración y cooperación partiendo con la reanudación de las relaciones diplomáticas que han sido antagónicas desde 1978 que incluyan retomar la agenda de los 13 puntos (12 puntos por ahora, ya que el tema marítimo está en el Tribunal de la Haya) que surgió desde el año 2006 en donde se mencionan temas como la complementación económica, resolver los litigios de los recursos hídricos como el río Silala, seguridad y defensa, convenio de protección de bienes de patrimonio cultural, etc. Esto es solo cosa de voluntad política...



Rodrigo Bustos. Historiador de la Academia de la Academia de Humanismo Cristiano. 


*Este artículo se publicó originalmente el 17 de abril de 2018 y fue actualizado por la contingencia
del pronto veredicto final del Tribunal internacional de la Haya entre el litigio de Chile y Bolivia.


2 comentarios:

  1. Carlos Vargas Delgado1 de mayo de 2018, 9:08 p.m.

    Claramente Evo Morales ,útiliza el tema de la mediterraneidad para mantenerse en el poder, aglutinando al pueblo bajo este supuesto anhelo nacional.Chile ha dichó claramente que no hay temas pendientes ,ni obligaciones de nada. Los tratados se respetan, sería impensable que se revisaran de nuevo los tratados de limites en europa ,después de la II guerra mundial, claramente provocaría otra guerra. Por último, Chile nacío como país en 1810 y su limite por el norte ,erá el paralelo 24 con Perú y Bolivia nace en 1825, siete años después sin costa, entonces como pueden decir que Chile les quito su mar soberano ?..lo que ocurrió fué que ellos se apropiarón de Cobija y después antofagasta. Chile solo recuperó lo suyo, distinto fué con Perú, que si perdió territ.orio

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