Por Rodrigo Bustos. Historiador.
Esta publicación es inédita en materia feminista, así qué nos estamos reivindicando al respecto. La siguiente historia de mujeres que reivindicaron sus derechos, poco o nada se ha enseñado en un aula escolar. Por eso hemos querido reivindicar aquella historia subalterna o poco conocida por la ciudadanía. Las 5 mujeres más importantes de la Historia de Chile son las siguientes:
1.- Sargento Candelaria.
Candelaria Pérez, más conocido como la Sargento Candelaria fue una cantinera y espía en la Guerra de Chile contra la Confederación Perú Boliviana (1836-1839). Tuvo un origen humilde y fue sirvienta en Perú. Tuvo un rol clave en conocimientos geográficos y de espionaje durante la contienda bélica.
Fue una mujer pobre que nació en 1810 en el barrio la Chimba, un sector periférico del siglo XIX al norte de Santiago, donde hoy se encuentra Recoleta. Candelaria no tuvo una educación formal, jamás aprendió a leer o a escribir. Pero si bien nunca escribió ni dictó sus memorias, sus hazañas sorprendieron tanto a sus coetáneos que fueron ellos quienes la registraron por escrito y permitieron, de esta manera, que llegaran a nosotros.
Ignacio Silva, autor de un libro dedicado a ella, cuenta que en 1833 Candelaria, de 23 años, partía al Perú como empleada doméstica de una familia neerlandesa radicada allí. En esa condición estuvo años en el país vecino hasta que Chile le declara la guerra a la Confederación Perú Boliviana y el destino de Candelaria Pérez cambia de rumbo.
La Confederación era una competencia y una amenaza para los intereses económicos de la elite chilena. Para justificar la guerra se inventó que el General Andrés de Santa Cruz, Presidente de la Confederación era el autor intelectual del tiranicidio al ex ministro Diego Portales, asesinado el 6 de junio de 1837. La elite chilena tenía la excusa perfecta para atacar, y con la ayuda de la prensa, convenció al resto de la ciudadanía letrada de su necesidad para hacerlo.
Durante los últimos años había dejado sus labores de empleada doméstica y había abierto un negocio. Ahorrando mes a mes de su sueldo, logró abrir una fonda destinada a que los chilenos pudieran entretenerse en Perú.
Ignacio Silva cuenta que la fonda de Candelaria se hizo conocida por proteger a los chilenos y porque en ella existía un claro ambiente de hostilidad hacia los peruanos, hostilidad que se acrecentó una vez iniciada la guerra. Era tan tenaz la tensión entre ambos países que el local de Candelaria terminó incendiado.
Una vez comenzado el conflicto entre Chile y la Confederación, Candelaria, con su local en ruinas, quiso participar en la guerra. Las causas eran inciertas. Pudo haber sido el chauvinismo en tierras ajenas, un sentimiento de chilenidad fuera de lo común, o también, la idea de que ya no le quedaba mucho por hacer en el Perú.
Ante su condición de género Candelaria buscó mecanismos para participar en la guerra. Su primera acción fue vestirse de hombre para recabar información en el Puerto del Callao y luego transferirla a los chilenos. En esta labor de espía no fue lo suficientemente precavida, ya que fue descubierta al poco tiempo y llevada al calabozo de la ciudad.
En sus noches de encierro, Candelaria decidió que se uniría al Ejército de Chile como una más, sin importar las consecuencias ni los prejuicios. Así, el 22 de agosto de 1838, ya en libertad, vio al ejercito chileno ocupar la ciudad de Lima. Candelaria se dirigió al lugar donde estaban apostados sus compatriotas. El Comandante Manuel Bulnes la aceptó sin mayores problemas y le permitió entrar al batallón con el cargo de cantinera. En qué consistía este rol?. Eran las encargadas de curar las heridas, de ayudar y acompañar a los lacerados, proveer de agua y comida a los enfermos.
Una vez aceptada en el batallón, Candelaria echó mano a su conocimiento del país, destacándose por sus consejos acerca de la geografia de Lima y el Callao. Fue una guía muy capacitada en su misión de conducir a los soldados a través del territorio, mostrarles las mejores rutas para conseguir sus objetivos, preparar emboscadas y entregar los datos necesarios sobre las caracteristicas geográficas del territorios. En otras palabras fue una guia de batallón.
Al finalizar la guerra, ostentaba el grado de Sargento. Fue la primera mujer del país en conseguirlo y sus meritos en el campo de batalla fueron admirados por todos sus compatriotas. Sin embargo, el reconocimiento que el Estado chileno hizo a Candelaria fue de corto plazo, ya que una vez terminada la guerra, el Estado la olvidó a ella y también a otros soldados. Como muchas veces, no era la protección de los ciudadanos lo que estaba en juego, sino los intereses económicos de la elites.
Sus ultimos años los vivió en la pobreza extrema y terminó ciega, paralitica y embargada. Candelaria Pérez murió el 28 de marzo de 1870. Solo cinco personas asistieron a su funeral.
2.- Eloísa Díaz.
Fue la primera mujer médico de Chile y Latinoamérica. En una época cuando las mujeres excepcionalmente podían asistir a la universidad, su historia engloba la de todas aquellas que fueron las primeras en adquirir una profesión y entraron a un espacio masculino como fue la universidad, que las miró con sospechas, dudando constantemente de sus capacidades.
Eloísa nació el 25 de junio de 1866, once años antes de la aprobación del Decreto Amunátegui, lo que permitió el ingresó de las mujeres a la universidad. Sus estudios básicos los realizó en el Liceo Isabel Le Brun de Pinochet, creado por la connotada educadora homónima, precisamente para educar a las mujeres y cimentar su llegada a la universidad.
En 1881, con tan solo quince años, Díaz ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. En 1887 obtuvo el título de Médico Cirujano, siendo, como dijimos, la primera mujer en Chile y Latinoamérica. Su paso por la universidad estuvo lleno de logros académicos: obtuvo los premios de Anatomía, Patología General, entre otros en sus seis años de estudio.
Para terminar su carrera y obtener el grado de Licenciado en la Facultad de Medicina, presento su tesis titulada Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y de las predisposiciones patológicas propias del sexo. Allí expone su análisis sobre la llegada de la menstruación y las principales afecciones uterinas de la mujer.
La experiencia adquirida en sus investigaciones acerca de temas relacionados con la mujer, pronto hizo que Eloísa entrara a trabajar en la clínica ginecológica del precursor docente de la materia Roberto Moericke. Y ya para 1889, Díaz complementaba este trabajo con su labor como profesora y médico de la Escuela de Preceptores del Sur, la que tenía como finalidad formar a educadores para la enseñanza primaria en las escuelas del país. El principal rol de Eloísa Díaz en este lugar fue el de analizar la higiene en las escuelas del país, una preocupación conjunta del Estado y el cuerpo médico que se llamó higienismo. También promovió el desayuno escolar obligatorio, la vacunación y la creación de jardines infantiles. Propuso que la escuela fuera un lugar que les diera a los niños alimentos, remedios y el vestuario apropiado, para que así tuvieran sus necesidades básicas cubiertas y, de paso, motivar a los padres para que enviaren a sus hijos a la escuela. En otras palabras, Eloísa Díaz ayudó a mejorar la educación en Chile.
A los 60 años se retiró de las funciones públicas y en 1950, con 85 años y aquejada por enfermedades, muere en el Hospital San Vicente de Paul.
3.- Inés Echeverría.
Inés Echeverría fue una escritora precursora del feminismo nacional, movimiento que principalmente busca la equidad social entre hombres y mujeres.
En la época en que Inés vivió era común que las mujeres de élite se quedaran recluidas en sus hogares, obligadas culturalmente por sus maridos, para dedicarse al cuidado de sus hijos y los deberes domésticos. Echeverría creció en medio de una familia aristocrática y conservadora, en las postrimerías del siglo XIX, en un mundo en que las mujeres tenían sus libertades suprimidas.
El Código Civil de 1833, redactado por Andrés Bello, había dejado a la mujer en absoluta desigualdad con respecto del hombre.
Esto no era todo. Las mujeres casadas corrían una peor condición, puesto que una vez contraído el matrimonio el Código Civil les tenía preparada una vida de limitaciones. Por ejemplo el artículo 132 del Código le entregaba al marido el llamado ´´Poder Marital'', que daba un súper poder al marido por sobre la vida de su cónyuge, como el derecho de administrar los bienes de su señora, el derecho a que la mujer lo siga adonde quiera que vaya, de impedir a su mujer ir a los Tribunales de Justicia y el derecho a impedir que su mujer firmara contratos.
Inés nació el 22 de diciembre de 1868 y, al ser de una familia aristocrática, tuvo una limitada pero buena educación, y al ser una mujer casada con el capitán del Ejército Joaquín Alcalde Larraín, Inés intentó rebelarse ante el opresor sistema matrimonial. Pero de que forma intentó rebelarse?. Inés desde jóven escribió novelas, ensayos y diarios de viajes, siendo el más famoso su libro llamado Hacia el Oriente, donde narra su viaje realizado a los 37 años al continente asiático.
Ante la necesidad de generar nuevos diálogos y espacios femeninos, Inés Echeverría junto a Delia Matte y Luisa Lynch, crearon el 26 de agosto de 1915 el Club de Señoras de Santiago. El objetivo de éste era formar un espacio intelectual, promover conferencias y charlas para que las mujeres de élite pudieran educarse por sí mismas. Ante esto los sectores conservadores, ligados a la iglesia, vieron en el Club un peligro para el establishment familiar. La causa de esta controversia se debe a que el Club fue la primera institución femenina nacida fuera de la iglesia.
En 1922 Inés se convertía en la primera mujer academica- en 80 años- de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Chile. Así Inés no se conformó con aquello, ya que lucharía por conseguir el voto de las mujeres teniendo la convicción de tener las mismas capacidades para gobernar y para elegir a sus gobernantes.
4.- Margoth Duhalde.
Margoth Duhalde fue la primera mujer en servir en la Fuerza Aérea chilena como profesional. Fue la primera mujer piloto de guerra.
Participó en la Segunda Guerra Mundial para el bando aliado. Durante su vida tuvo innumerables obstáculos en busca de oportunidades para explotar su vocación.
Margoth nació el 12 de diciembre de 1920 en Río Bueno, Región de los Rios.
Su interés por los aviones comenzó en su infancia, cuando se subía al techo de su casa para verlos sobrevolar. Ya en su adolescencia se inscribió en un curso de pilotos impartido por el Club Aéreo, ya adentro se enfrentó al machismo imperante de la época, no obstante, en el club conoció a César Copetta, pionero y mecánico de la aviación que la ayudó a alcanzar el sueño de ser piloto profesional.
Corría el año 1939 cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Ante estas circunstancias Duhalde tocó las puertas del consulado francés en Santiago y dijo que venía a presentarse como voluntaria para participar en las Fuerzas Francesas Libres (FFL). Sin embargo el camino a Europa estaba plagada de obstaculos ya que los barcos eran perseguidos en los mares y ataques submarinos eran frecuentes y una tensión constante se apoderaba de la tripulación, que llevaba a cientos de voluntarios a pelear en la guerra. En medio de esta incertidumbre Margoth Duhalde pudo desembarcar en abril de 1941 en Liverpool, Inglaterra.
Cuando tenía todo listo para ingresar a las FFL, Marghot se entera que éstas no aceptaban mujeres en sus filas. En medio de esta frustración recibió la carta de un desconocido llamado Pierre Orlemont quién conocía su historia de primera mujer de piloto de guerra de Chile. En su carta, Orlement la invitaba a unirse a ATA -Auxiliares de Transportes Aéreos-, que sí aceptaba mujeres en sus filas. Margoth aceptó la propuesta y se unió a sus filas. Entonces cuál fue su rol?. Llevar los aviones recién salidos de las fábricas a las escuadrillas. Pero el modelo de avión no era el mismo que ella conocía, por lo que debió entrenarse antes de formar parte de ATA. Y para complicar aún más las cosas, Duhalde no hablaba inglés y su superiora, Pauline Grower , no confiaba en sus habilidades. Fue recién luego de tres meses de capacitación que estuvo lista para comenzar.
De ahí en más y mientrás duró la guerra, Margot piloteó distintos modelos de aviones, realizando en la mayoría de ellos su primer vuelo al estar recién salidos de las fabricas.
Al terminar la guerra Duhalde hizo lo posible para quedarse en Europa trabajando como piloto, pero sin éxito. Y aún cuando recientemente Francia la había condecorado con la medalla de la Legión de Honor, esto no le fue suficiente para encontrar trabajo. Ante esto, Margot decidió volver a Chile con bastantes complicaciones. En 1947 decidió postular como piloto en las Líneas Aéreas Nacionales, LAN, sin embargo, la aerolinea no aceptaba mujeres. Nuevamente enfrentada a limitadas opciones, decidió tomar el trabajo de piloto privado de su amigo Julio Menéndez. Poco tiempo después Menéndez junto a un grupo de empresarios, decidieron crear la aerolínea LIPA-SUR, que cubriría la ruta Santiago-Chiloé.
En aquella época LAN tenía un control importante del tráfico aéreo nacional y no permitió que LIPA-SUR creciera como empresa. Y ya en 1949, LIPA-SUR se vió forzado a reducir gastos para sobrevivir. Margot Duhalde fue despedida.
Una vez más enfrentando la cesantía, ingresó a la FACH como controladora del Tránsito Aéreo, ATC, labor que tuvo por más de cuarenta años y que la llevó a capacitarse a Estados Unidos y a Francia.
En este lugar, al menos, le permitieron, por quince años, ser instructora de vuelo para las nuevas generaciones. Murió en el Hospital de la FACH en Santiago el 5 de febrero de 2018.
5.- Elena Caffarena.
Fue una de las mujeres pioneras en luchar por el derecho del voto femenino en las elecciones de la república del país.
Elena nació en Iquique el 23 de marzo de 1903, pero a temprana edad se mudó a Santiago a causa del trabajo de su padre, quién creyó que en la capital su fábrica de calcetines tendría una mejor proyección.
La misma tienda Caffarena que existe hasta la actualidad fue la que permitió a Elena tener una infancia rodeada de cultura y recibir una buena educación, entrar a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y ser la decimoquinta mujer en titularse como abogada en el país.
Ante las evidentes desigualdades de género en el país a principios del siglo XX, Elena decide unirse al Movimiento Pro-Emancipación de las mujeres en Chile-MEMCH-, agrupación que buscaba conseguir la emancipación económica, social y jurídica de la mujer. En una entrevista del año 2003, Elena Caffarena describió al movimiento como una institución pluralista que aglutinaba a mujeres de todas las clases sociales con una finalidad en común que era la emancipación de la mujer.
Los derechos civiles y sexuales de la mujer, y la protección a la infancia fueron temas de discusión permanente en la agrupación, que luego publicaba sus reflexiones en el periódico La mujer Nueva (1935-1941). Desde estas páginas, las feministas exigieron al Estado el igual salario, igual trabajo, asunto que hasta el día de hoy no se resuelve. Asimismo abordaron temas como el salario mínimo para las mujeres, la protección de la maternidad y la regulación del trabajo de las empleadas domésticas.
Para la clase dirigente de la época se consideraba que la lucha feminista era un problema secundario. Particularmente para los partidos de izquierda consideraban que era una preocupación de mujeres burguesas que no entendían que la prioridad eran la clase trabajadora del país.
Algunas mujeres de izquierda intentaron convertir el movimiento en uno enfocado solo en el mundo popular, dejando a un segundo plano los problemas propios de las mujeres de clase media y burguesa, algo en lo que Caffarena no estaba de acuerdo.
En 1941 Flor Heredia y Elena Caffarena enviaron al Presidente Pedro Aguirre Cerda un proyecto de voto para las mujeres presentando diversos argumentos de índole intelectual, laboral y demográfico. Pero lamentablemente el proyecto no prosperó. Solo ocho años más tarde, en 1949, el Presidente Gabriel González Videla aprueba el sufragio femenino universal.
Una vez restituido el derecho a voto, Caffarena se dedicaría a escribir diversos libros jurídicos sobre la condición de la mujer hasta que llega el golpe de Estado de 1973.
Murió el año 2003, pocos meses después de celebrar su centenario de vida.
Fuente.
1.- Cumplido, María José. "Chilenas. La historia que construimos nosotras". Sudamericana. 2017.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario