Por Rodrigo Bustos. Historiador.
Chile vive una crisis migratoria sin precedentes donde los mayores estragos lo vemos en el norte grande del país por una inmigración descontrolada que ha traído también una crisis humanitaria y de aumento del crimen organizado. La inmigración que se ha dado en los últimos 4 años la encabezan gente de nacionalidad venezolana y después del show de Cúcuta que hizo Piñera en la frontera Colombo- venezolana para supuestamente entregar ayuda humanitaria a Venezuela resultó en un rotundo fracaso y solo sirvió para aumentar la megalomanía de Piñera de destacar como líder latinoamericano criticando el régimen de Maduro, sin embargo, meses después le explotó en la cara el estallido social y su programa de gobierno tuvo que congelarlo.
En la Venezuela de Maduro empezó a presentarse una espiral inflacionaria que después se convirtió en una hiperinflación y que ahora recién está disminuyendo técnicamente la inflación. Todo esto trajo consigo una crisis humanitaria en el país caribeño en donde empezó un éxodo de compatriotas masivo a otros países como a Colombia, Brasil y Perú.
Ante este contexto Piñera utilizó esta crisis electoralmente cuando competía con Alejandro Guillier aplicando la clásica campaña del terror que si salía elegido presidente éste último nos convertiría en Venezuela y es así como nace lo de ´´Chilezuela'', que fue una de las claves para que Piñera ganara las elecciones. Desde marzo de 2018 cuando asume la presidencia su política exterior fue compararse frecuentemente con Maduro con que este último era un ´´dictador'' y el un´´demócrata'' y que por eso iba a ayudar a los venezolanos que ´´huían'' de allá facilitándoles La Visa de Responsabilidad Democrática y cometiendo el error diplomático de reconocer al presidente-de facto- ´´encargado'' de Venezuela Juan Guaidó que se autoproclama en enero de 2019 y que no tuvo ningún peso en las relaciones internacionales y por consiguiente en regular la migración venezolana.
Meses antes Chile estaba listo para firmar un pacto internacional de migración auspiciado por la Organización de Naciones Unidas, llamado Pacto de Marrakech que se conforma de 23 objetivos entre ellos incentivar de forma global una migración segura, regular y ordenada de sus países miembros, algo que finalmente Chile no firmó junto con Estados Unidos, Australia, Italia, entre otros.
Al ser un pacto nuevo y no vinculante y en medio de la pandemia no podemos ver los reales alcances de este pacto, pero es mucho mejor estarlo antes que no, ya que el tema migratorio es un tema de coordinación internacional antes que nacional. Tampoco Chile ha restablecido las relaciones diplomáticas con Bolivia para una coordinación más fluida de los migrantes venezolanos que usan como país de tránsito a la nación altiplánica; y ante la nueva ley de migración chilena como es posible que al reconducir a inmigrantes irregulares a Bolivia, éste último no esté dispuesto a recibirlos?? . Es un desafío complejo y multilateral y por lo tanto su regulación no recae exclusivamente en el gobierno de un país.
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