Rodrigo Bustos Cuevas2
Resumen:
En este artículo se estudia el ´´populismo’’ de Arturo
Alessandri en el periodo de 1920 a 1925 donde se analizan las rupturas y
continuidades de la hegemonía oligárquica chilena ante las reformas sociales
que impulsa el ´´León’’ como líder carismático. Además, se aplica la
teoría del populismo clásico en su característica fundamental: el
discurso anti-oligárquico.
Los hitos de las matanzas obreras, la vigencia del sistema latifundista
y el significado de la intrascendencia política de la Asamblea Constituyente de
Asalariados e intelectuales fueron casos que ponen en entredicho el concepto de
populismo para el contexto chileno, caracterizado por una tradición política
oligárquica excluyente que ignoró hasta ese entonces el problema de la
´´cuestión social’’.
Palabras Clave: Populismo, oligarquía, Arturo Alessandri, Asamblea
Constituyente de asalariados e intelectuales.
Introducción.
Con el advenimiento de Alessandri a la presidencia en el año 1920, se
produce -lo que han llamado politólogos e historiadores- el fenómeno del
populismo que trajo consigo una ´´revolución de expectativas’’ en
los sectores postergados de la sociedad chilena, acompañado de la crisis
de legitimidad del régimen oligárquico parlamentarista ante la
situación de la ´´cuestión social’’. El carácter
antioligárquico de Alessandri es el gran punto de discusión en este artículo,
analizando coyunturas y acontecimientos de su régimen populista, basándolo en
el sociólogo Waldo Ansaldi como el gran referente teórico de las oligarquías
latinoamericanas.
En el primer punto específico se da a conocer un nuevo fenómeno
socio-político, llamado populismo, donde Alessandri es el gran Mesías encargado
de impulsar las reformas sociales, sin pretender llegar a una
revolución socialista, sino que buscando la armonía, la paz y la evolución
de la sociedad, teniendo como objetivo principal conciliar a las clases
sociales antagónicas.
El segundo punto de discusión es la compatibilidad de la aplicación del
concepto de populismo, ante la realidad política chilena marcada por el legado
portaliano consistente en el orden y la autoridad fuertemente centralizada que
permitió consolidar un Estado eminentemente oligárquico.
Las coyunturas que sucedieron en aquel periodo fueron la crisis
de la industria del salitre, que dejó cesantes a miles de obreros, lo que
conllevaría a la matanza de San Gregorio en 1921, que marcó la
primera decepción del gobierno populista.
Alessandri inaugura una nueva impronta política, donde el
Estado se acerca a los sectores populares con medidas de asistencia
social, como las leyes de contrato de trabajo, y de los tribunales de
conciliación y arbitraje, que pretendían armonizar las relaciones entre
capital y trabajo. Algo que no fue suficiente ni para los sectores
populares ni para los movimientos sociales como la FOCH, la I.W.W y el Partido
Obrero Socialista.
Por último, con la promulgación de la Constitución de 1925 se sella el
legado alessandrista en la institucionalidad chilena, que no estuvo
exenta de polémicas y que ponen en cuestionamiento el carácter populista de su
gobierno -por los periódicos de la época y por historiadores contemporáneos-
por promulgar una Constitución a su medida, por lo tanto, sin el consentimiento
deliberado de los movimientos sociales representado en la convocatoria
de la Asamblea Constituyente de Asalariados e intelectuales del año 1925.
El dilema político e ideológico en la
contienda electoral de 1920: reforma (alessandrismo) o revolución
(socialismo).
La presentación de la candidatura presidencial de Arturo Alessandri en
1920 representó la primera fisura (relativa) hacia el régimen oligárquico (se inició
un proceso de apertura democrática). Hubo una liquidación definitiva de la
exclusividad oligárquica en el control de las clientelas electorales integradas
por las clases subalternas, esto no significó que se destruyera el predominio
electoral de la oligarquía [3] ya que se mantenía vigente el sistema
latifundista ( hasta la reforma agraria de la década los 60’) donde el poder
electoral en las zonas rurales de la derecha política era aún trascendente por
el cohecho obligado de los inquilinos.
Una de las características de la teoría del populismo clásico que quiso
hacer Alessandri, fue que su victoria de 1920 convirtió a la política de
conciliación entre pobres y ricos, patrones y obreros en la única vía efectiva
para evitar una revolución y requisito indispensable para cohesionar a todas
las clases sociales (basada en la filosofía del darwinismo social). En
otras palabras, Alessandri intenta desplegar un programa que apuntaba a la
consolidación de la ciudadanía popular, la creación de un marco que regulara
las relaciones entre capital y trabajo, y la transformación del Estado en
agente protector de los más desvalidos [4].
Con estas consideraciones, es legítimo preguntarse ¿Es realmente el año
1920 un punto eje de cambio en la estructura social nacional?[5]. Se podría plantear
que fenómenos como la urbanización, la migración campo-ciudad y la industria
cultural permiten hablar de una incipiente cultura de masas. Es en este contexto
que hay que situar la transformación del discurso de Alessandri, su contacto
con la ´´politización desde abajo’’ en Tarapacá, su impacto masivo en la década
del 20’ y su tránsito desde un liberalismo oligárquico a un reformismo
estatista con rasgos de paternalismo social[6].
Se resume que la evolución es la forma de evitar la revolución,
evolución que significa la protección del proletariado y la incorporación de
los sectores medios, bajo un fuerte poder Ejecutivo. En términos generales,
esos postulados fueron suficientes para interpretar el anhelo de quienes,
habiendo estado ausentes del mundo político tradicional, apoyaron a Alessandri.
Uno de sus discursos fue:
´´Empieza ahora para el pueblo una nueva era en que va a hacer realidad
su soberanía, y por voluntad llegaré a la presidencia de la República para
afianzar el imperio de la justicia’’ [7]
Alessandri percibía su programa como de redención y renovación, y así
mismo como un ´´redentor social’’[8], además los intereses creados, los
poderes facticos, representan para ´´el León’’ el espíritu reaccionario que
ampara el privilegio: ´´son los enemigos de la reforma’’, y cuando son fuertes
y poderosos, la contrarían y la hacen imposible, hasta que el estallido arrasa
con todo y se impone por la violencia’’. Un orden social nuevo pero a través de
un cambio pacífico, sin trastornos ni violencia. Criticó la estrategia rupturista
de Recabarren y del Partido Obrero Socialista y puso desde el gobierno
cortapisas a sectores que consideraba ´´maximalistas’’ y ´´subversivos’’, como
a la Federación de Estudiantes de Chile[9]
La propuesta alessandrista de acabar con la oleada de violencia y
legislar socialmente constituía una bienvenida promesa de paz. Para que el país
pudiera recuperar condiciones mínimas de normalidad, deberían establecerse
nuevas bases de convivencia. Para Alessandri y quienes compartían su estrategia
reformista, la violencia no era el instrumento más adecuado para
detener la movilización popular[10], eso si, en conocimiento de su apego
por el orden público y la propiedad privada, nunca se esperó de él una postura
revolucionaria.[11]
Su obra política previa a la presidencia se resume de la siguiente
manera:
´´Desde joven, un político sensible- en la perspectiva de la elite- a
los problemas que afectaban a los trabajadores. Su tesis para graduarse de
abogado en la Universidad de Chile (1893) versó sobre las viviendas obreras.
Siendo diputado por Curicó fue uno de los pocos parlamentarios que condenó la
Matanza de Santa Maria de Iquique. En 1913, siendo Ministro de Hacienda, hizo
una propuesta tributaria con un claro sesgo de justicia social. Por otro lado,
antes de 1915, se benefició del cohecho y de las lacras que caracterizaron al
parlamentarismo en las primeras décadas. Cartas fechadas en 1908-1909, muestran
que utilizó su cargo de diputado para negocios personales vinculados al
salitre; no fue del todo ajeno, entonces, a la concupiscencia que caracterizó a
la política oligárquica durante el parlamentarismo’’[12]
Asimismo, se explica que el sistema político hacia 1920 deslegitimado
socialmente, como muestra de esta apreciación, la abstención ciudadana en ese
año, según calcularon Peter de Shazo y Paul Drake, fue superior al 50% en todas
las elecciones anteriores[13]
Aunque la aspiración a la revolución estuvo presente en el imaginario de
vastos sectores populares durante la época, sus asideros ideológicos eran más
bien débiles. Bastaba un sustantivo cambio de política desde el Estado respecto
de la ´cuestión social’ o el surgimiento de un caudillo populista, para que los
mismos segmentos de trabajadores transitaran desde posiciones revolucionarias a
posturas proclives a la integración y cooptación[14], llevándolos en la práctica a un
populismo de índole estatal[15].
El populismo a merced del establishment político
chileno.
El populismo de Alessandri se limita a su poder carismático, a la
demagogia discursiva, a la canción del ´´Cielito Lindo’’ y a las reformas que
buscaron regular las relaciones laborales bajo la garantía del Estado. Más
allá de esto no se podría considerar ´´populista’’[16]
Hablar de ´´populismo en Chile’’[17], es hablar de un movimiento de
masas sin una ideología definida como fue el alessandrismo, que estuvo
constreñido por el calabozo constitucional y además estuvo a cargo del Estado
una de las oligarquías más sólidas del continente, ya que a comienzos de la
república los terratenientes del valle central chileno habían constituido una
de las oligarquías que en la América postcolonial más tempranamente lograron
establecer un orden político, relativamente estable en torno a un Estado
nacional. Este se consolidó a poco más de una década de lograda la
independencia de la corona y liquidó efectivamente todos los intentos
separatistas regionales[18]. Este orden se formó gracias a los pilares económicos y sociales de la
república autocrática que fueron el reforzamiento de la hacienda y el
inquilinaje como elementos centrales de un orden agrario a través de múltiples
instancias de sujeción ideológica del campesinado e institucionalizadas en el
Estado que significó la prolongación de la clase terrateniente[19].
El populismo que puso en práctica Alessandri, estaba enmarcado en la
concepción cultural y social de que históricamente el pueblo era concebido por
las oligarquías bajo una condición de servidor, y esto suponía sumisión,
lealtad, disponibilidad al trabajo y honradez, pero además se entendían que
eran personas que en cualquier momento podían sucumbir a su naturaleza inferior
y ahí eran sanguinarios, brutales, borrachos, supersticiosos, depravados, etc.
Asimismo, en esta relación, y debido a su superioridad moral y a la
debilidad intrínseca del roto, las oligarquías debían, ante todo, ser ejemplo y
guía. Debido a la inferioridad del pueblo, es que se les negaba toda posibilidad
de conciencia social.
Reproducir los privilegios significó al menos dos cosas: primero generar
una institucionalidad política, administrativa y legal prácticamente en
beneficio e interés de las oligarquías. Segundo, por omisión, dejar fuera de ella
al pueblo, lo cual también en sentido inverso, era una institucionalización (
de la exclusión)[20].
Esto se explica por la filosofía del ´´peso de la noche’’[21] que lo
representó el ex Ministro Diego Portales que se consideró el forjador de la
república chilena y del Estado de derecho. Entonces opinaba:
´´Que la democracia tan predicada por soñadores, era un absurdo en
países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecían de
toda virtud; había que adoptar el sistema republicano pero, incluyendo un
gobierno fuerte, centralizado, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud
y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y las
virtudes’’[22]
A través de esta apreciación se explica:
´´Qué en Chile la política ha sido una actividad privativa de los
vencedores que impusieron con respaldo armado la Constitución Política que les
acomodaba: en 1830 con Portales, 1924 y 1925 con Arturo Alessandri Palma, y
finalmente 1980 con Pinochet. Dos siglos de exclusión y anonadación
sistemáticos del poder constituyente que, por naturaleza, es inherente a la
comunidad de los hombres y mujeres libres, lo que ha implicado que la gran masa
ciudadana se haya connaturalizado con una existencia despojada de soberanía,
con una ´carta fundamental´ perpendicular que no la representa’’[23]
Entonces, el populismo ha sido quizás uno de los sistemas más
hábiles con que una minoría conductora ha recogido las expectativas
democratizadoras de los sectores medios y populares, pero sin traducirlas
necesariamente fiel de interés popular, es indudable que en Chile como en otros
países en vías de modernización conflictiva, representó una estrategia de cooptación
del conflicto clasista[24].
Desde el punto de vista de la institucionalidad política, el aplastante
peso protagónico del Estado sobre la sociedad (durante algunas décadas también
sobre el mercado) y, junto con eso, la exaltación hegemónica del sistema
parlamentario, los partidos políticos e incluso las Fuerzas Armadas, han
situado a la sociedad civil (incluyendo aquí la clase popular y la ciudadanía
como tal) en una posición subordinada políticamente marginal. De modo que
cuando los actores sociales han actuado como ciudadanos y con autonomía
frente a esos poderes hegemónicos, han sido invariablemente calificados de
anarquistas o subversivos y tratados represivamente, a partir de las leyes que
protegen al Estado de toda irrupción ciudadana no prevista en la Constitución [25].
El discurso antioligárquico de Alessandri:
¿Expresión de una realidad concreta?
Uno de los postulados del populismo clásico es que el líder
carismático tiene un discurso anti-oligárquico hacia
las capas medias y los sectores populares excluidos-en todo sentido- del
sistema político; entonces, ¿Se llevó a la práctica esta oratoria en
Chile con la experiencia alessandrista? ¿ésta retórica quiere decir que las
capas medias obtuvieran la hegemonía del poder político?
Se requiere, antes que nada, marcar un parámetro conceptual sobre
lo que es la oligarquía para marcar un criterio y un análisis al respecto.
En este caso el historiador Waldo Ansaldi es el gran referente teórico
sobre las oligarquías latinoamericanas que las describe como ´´una clase
social, por lo general terrateniente (también puede ser de propietarios mineros), cuando
no una alianza de clases o fracciones de forma de dominación por parte de un
sector social reducido, cuando no apenas un mero grupo cerrado de personas o
familias’’[26] también se puede definir como ´´la oligarquía opuesta a la
burguesía, o aliada a ésta y/o preferentemente al imperialismo (lo cual sirve
para rescatar la existencia de una ´´burguesía nacional’’ anti-oligárquica y
antiimperialista)``[27].
Una de sus características son; primero, una base social angosta
(burgueses, hacendados, mineros y comerciantes); segundo, la exclusión de los
disidentes y cooptación de los individuos o grupos potables, moderados o
asimilables; tercero, autoritarismo, paternalismo, verticalismo: tendencia a
aplicar las formas de autoridad y protección propia del padre en la familia
tradicional a relaciones sociales de otro tipo: políticas y laborales; y por
último está la limitación efectiva (no siempre ni necesariamente en términos
legales o jurídicos) del derecho de sufragio, de elegir y de ser elegido[28]
Con Alessandri en el poder no cambió -en lo estructural- estás condiciones oligárquicas, ya que por ejemplo después de 1925 siguió gobernando un grupo reducido de familias fusionándose con la emergente burguesía que mantuvo los mismos criterios de ´´dominación’’[29] (criterio mercantil y de control social al estilo portaliano). Las oligarquías locales, a pesar de aceptar una economía bajo un ´´Estado de Bienestar’’ siguieron aliadas-principalmente-con las empresas trasnacionales norteamericanas y británicas, la exclusión a los disidentes se revirtió parcialmente, incluyendo en el sistema político- más adelante- al Partido Comunista y al Partido Socialista en el marco de la ´´democracia representativa’’. Una manera de cooptar a las masas populares fueron las medidas populistas constantes de los gobiernos del periodo (1938-1973) donde estos últimos los sometieron al rol de peticionistas cayendo en la relación del ´´clientelismo subordinado’’ a toda clase popular en la lucha política ( propiamente por la revolución)[30]
Las formas de autoritarismo de la ´´clase dirigente’’ han sido variadas,
las más emblemáticas podrían ser desde la consideración de la represión como
masacre, generalmente ocurrida cuando grupos específicos de rebeldes ´´no han
podido ser disueltos con ciertos métodos’’[31], o en el fragor de una represión
generalizada. Casos como la matanza de la Escuela de Santa Maria de Iquique, de
los campesinos de Ranquíl, de los mapuches en su ´´pacificación’’ o del seguro
obrero en 1938 han revestido estas características [32]
Las decisiones represivas se han basado principalmente en el férreo
principio de la defensa no sólo del orden público, sino de la patria como
núcleo fundamental de la existencia de la sociedad; de allí los resultados
graves (y en ocasiones, fatales) de las más grave acusación formulada por los
gobiernos: la de antipatriota [33]
En la primera mitad del siglo XX el derecho a sufragio era por lo
general muy restringido y ´´tramposo’’, el primero es porque votaban los
alfabetos ( donde los niveles de educación no eran sobresalientes hasta ese
momento) y los hombres (exclusión de mujeres) mayores de 21; el segundo, sin
lugar a dudas es por el cohecho (uno de los vicios más antiguos de la política
chilena) y por la práctica de las antiguas papeletas (electorales) impresas
por cada partido para cada provincia que mantenían vigente el fraude electoral.
Particularmente, una de las medidas ´´populistas`` de Alessandri fue el
proyecto del Código del Trabajo presentado al Parlamento en 1921. A través de
esta legislación social, la fracción burguesa liderada por el ´´León’’
intentaba someter la lucha de los trabajadores a una reglamentación impuesta
por el Estado. Se trataba de crear una legislación que obligara a las
organizaciones sindicales a institucionalizarse con el fin de establecer una
discriminación entre huelgas ´´legales e ilegales``.Un objetivo fundamental era
provocar la atomización sindical, prohibiéndose por medio de la nueva ley de
existencia de Centrales y Federaciones a escala nacional[34], además el proyecto
de la Previsión Social, fue obstaculizado sistemáticamente en el Parlamento[35]. Al mismo tiempo,
utilizó a las multitudes como un elemento de presión sobre el Parlamento. Por
entonces les decía en sus discursos:
´´Si hasta hoy no he realizado aún parte siquiera de mi programa es
porque inútilmente se depositaron proyectos de leyes que deberán vegetar y
perderse en el olvido de quienes todavía no dan presupuesto a la nación. Pero
vendrán días mejores, todo lo prometido se cumplirá y mientras tanto solo pido
al pueblo que tanto me honra con su adhesión y cariño, respeto al orden, a las
instituciones, a las personas y a las propiedades. Solo son fuertes e
invencibles el derecho y los principios fundamentales de justicia y redención
social que en él se fundan’’[36]
Sus discursos –principalmente hacia asalariados de la pampa salitrera -
eran inéditos en la historia de Chile, ya que nunca un presidente estaba
apelando a sus seguidores de forma tan cercana y emotiva. Alessandri se
transformó así en un conductor emotivo del pueblo que rompió con el estilo
político tradicional chileno, entonces era la hora de la redención del
pueblo[37]
La mística casi religiosa en torno a Alessandri estuvo basada en un
endiosamiento del personaje por su propia personalidad y en la fuerza de las
aspiraciones de sus adherentes[38]. Lo admiraban por su audacia con que
atacaba a la oligarquía y la sensibilidad con que se acercaba a lo popular[39]. En casos
extremos, algunos trabajadores creían que Alessandri personalmente les
facilitaría su faena y alimentaría a sus familias; otros se arrodillaban para
besar su mano y le llevaban niños enfermos para que los curara por el solo
hecho de tocarlos Para muchos trabajadores, el mesiánico Alessandri
representaba un despertar político; para otros, una distracción, pero para casi
todos aparecía en 1920 como alternativa más tangible, viable[40] y en cierto
modo legítima como líder que tiene un respaldo teórico presentado por el
sociólogo Max Weber que plantea y tipifica las fuentes de la legitimidad, una
de ellas es ´´el poder carismático, basado en la sumisión casi efectiva
a la persona de un jefe’’[41]
En una carta a un profesor llamado Troesi, en enero de 1924 ´´el León’’
le dice que:
´´Durante toda nuestra vida independiente este país fue guiado por una
oligarquía, un gobierno de pocos en beneficio de los pocos que lo constituían.
El proletariado” en cambio, vivió “durante cien años, alejado de las
actividades de gobierno, sin participación alguna en su origen y sin que le
alcanzaran tampoco los beneficios y las atenciones a que tenía derecho… La
clase media… que es... donde se encuentra el núcleo de la fuerza espiritual y
de la inteligencia, vivía también alejada de toda participación en el
gobierno’’[42]
Mediante el uso de recursos oratorios en la campaña de 1920 y la
administración que le siguió, Alessandri procuró seducir a un actor social
hasta entonces poco permeado por los mensajes oficiales, llevándolo a sentirse”
partícipe de una empresa que abarcaba al conjunto de la nación. El éxito
logrado en dicha tarea fue lo que en definitiva hizo deAlessandri—según Julio
Pinto y Verónica Valdivia—un factor clave en la apertura del sistema político
chileno durante el siglo XX, estableciendo un lazo de comunicación reconocido e
institucionalizado entre el Estado y el mundo popular[43]
Por eso, Alessandri recibió en 1920 el apoyo formal de distintas
agrupaciones de trabajadores, en Antofagasta e Iquique se llegó a formar un
Comité Obrero Ejecutivo a favor de su opción.¿Qué representaba y que
representó, entonces, Alessandri para el parlamentarismo, el orden oligárquico
y los trabajadores?¿buscaba derrocar el Estado burgués y construir en su lugar
un Estado de obreros y campesinos?¿era el suyo- como sostenían quienes le
atacaban – un discurso ‘’maximalista ‘’, que obedecía a una estrategia de
revolución social?[44].
Era percibido como tal porque pronuncia uno de los discursos a favor de
los trabajadores asalariados cuando dice que:
Si el proletariado, que representa el músculo, el vigor, el esfuerzo
inteligente en el inmenso laboratorio económico donde se genera las riquezas de
los países, es un factor eficiente y necesario del progreso, debe ser atendido,
protegido y amparado. Hay para ellos razones morales de justicia y razones
materiales de conveniencia[45].
Hay que velar por que su trabajo (…)sea remunerado en forma que
satisfaga las necesidades mínimas de su vida y las de su familia; no sólo las
de su vida física, sino las de su perfeccionamiento moral y de su honesta
recreación. Hay que protegerlos en los accidentes, en las enfermedades y en la
vejez. La sociedad no puede ni debe abandonar a la miseria y al infortunio a
quienes entregaron los esfuerzos de su vida entera a su servicio y progreso.
Seré, finalmente, una amenaza para todos aquellos que no comprenden el
verdadero amor patrio y que, en vez de predicar soluciones de armonía y paz,
van provocando divisiones y sembrando odios, olvidándose de que el odio es
estéril y que sólo el amor es fuente de vida, simiente fecunda que hace la
prosperidad de los pueblos y la grandeza de las naciones[46].
Estos discursos son parte de la antítesis de la ideología dominante, sin
embargo, en lo concreto se mantuvo la ´´materia prima’’ del poder oligárquico,
como por ejemplo, el latifundio, y además:
´´Las luchas políticas y los roces interburgueses de la década de 1920
serán una clara expresión de la crisis de la vieja oligarquía terrateniente.
Esto no significa que los latifundistas y, especialmente el sector de la
burguesía agraria quedaran definitivamente fuera del poder. En realidad, fue un
proceso en el que la fracción terrateniente perdió influencia en el bloque de
poder de la clase dominante, aunque mantuvo fuerzas para entrar en alianza con
otras fracciones de la burguesía en el control de los principales organismos
del aparato del Estado’’[47].
Algunos autores han llegado a sostener que con Alessandri la ´´clase
media’’ entró a compartir el poder. Más aún, numerosos historiadores y
sociólogos afirman que desde este gobierno se inaugura la era de la
´´mesocracia`` en Chile.
Sin embargo, a juicio del historiador Luis Vitale:
´´Se ha confundido irrupción política de las capas medias con
participación en el poder. Alessandri se hizo cargo del Estado para
gobernar en representación de importantes fracciones de la burguesía. Para
ello, manipuló el respaldo de las capas medias emergentes. Una vez en el
gobierno, trató de consolidar este clientelismo electoral otorgando aumentos de
sueldos y empleos en la administración pública a los modernos estratos medios.
Formar parte de la burocracia funcionaria no significa entrar a compartir el
poder. De todos modos, las elecciones de 1920 mostraron la importancia política
que habían adquirido las capas medias’’[48]
Siguiendo esta línea, para la FOCH (Federación Obrera de Chile) y el POS
( Partido Obrero Socialista), Alessandri significaba la ascensión al poder de
una nueva oligarquía que embaucaba a la clase trabajadora con el objeto de
convertirse en su amo el día de mañana[49] Su concepto de política de masas
se limitaba a la movilización electoral[50] y su actuación fuertemente
personalista, inició un proceso de caudillización del movimiento popular, en
tanto la emergente legislación social atrajo la confianza de muchos
trabajadores hacia las políticas sociales del Estado (liberal)[51], que integró a los
nuevos sectores burgueses- el comercial y el industrial- en una alianza
política que le permitió llegar al poder, pero con la influencia del
´´apellido’’ manteniéndose en un sitial protagónico. El gobierno de Alessandri,
en tal lectura, siguió siendo de carácter oligárquico[52].
Lo que se ha dicho sobre el rompimiento del hechizo alessandrista parte
de la hipótesis que el discurso populista no habría sido otra cosa que una
estrategia para ganar la presidencia, manipulando a tal efecto las expectativas
e ilusiones del mundo obrero. En esta perspectiva, Alessandri nunca se habría
interesado realmente por los problemas sociales, razón por la cual la
exacerbación de las demandas populares durante 1921-22 lo llevó rápidamente a
retomar las prácticas históricas de control social[53].
Uno de los sectores afectados fueron los anarcosindicalistas que
hacen sus denuncias de la fuerte represión hacia los gremios de los
trabajadores portuarios que forman parte de la I.W.W, estos plantean:
Es la misión histórica de la clase trabajadora, aniquilar el capitalismo(…).Queremos abolir
radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre; queremos que
los hombres hermanados por una solidaridad consciente y decidida cooperen todos
voluntariamente en el bienestar de todos; queremos que la sociedad se
constituya con el fin de suministrar a todos los seres humanos los medios de
alcanzar el máximo bienestar y desarrollo moral y material; queremos para todos
pan, libertad, amor y ciencia.
Y para conseguir este fin supremo, creemos necesario que los medios de
producción estén a disposición de todos y ningún hombre o grupo de hombres
pueda obligar a los demás a someterse a su voluntad, ni ejercer su influencia
de otro modo que con la fuerza de la razón y del ejemplo[54]
Tal como se describe, su táctica populista desorientó al
movimiento social, que se dividió entre una masa alessandrista y otra
revolucionaria[55] lo que pudo ser la genuina revolución democrática de 1925 se
convirtió en una contrarrevolución oligárquica.
La subestimación de la clase dirigente por la
Asamblea Constituyente (1925).
Alessandri tuvo un arraigo popular emblemático en las instalaciones
salitreras del norte del país, que fue clave para que su gobierno fuera considerado
-por algunas visiones historiográficas- como populista Al respecto, queda claro
que la Matanza de San Gregorio, de Marusia y la Coruña- como causa
del cierre de las faenas salitreras que dejó cesantes a muchos obreros- son el
reflejo de un Estado que tiene el monopolio de la violencia ante la protesta
social que manifestaba la petición de derechos básicos del mundo laboral. Por
lo tanto, el primer gobierno de Alessandri, tuvo la responsabilidad en la
represión: persiguió y obstaculizó algunas movilizaciones anarquistas y
estudiantiles[56]. Ante está condición se ha dado ´´pie para que algunos historiadores
hayan percibido a Alessandri como una punta de lanza de la oligarquía, como un
recurso cooptativo de los trabajadores para que la oligarquía como clase,
pudiese seguir manteniendo sus privilegios y el poder. Fue—dice Gabriel
Salazar—un caudillo populista que ante los embates de la sociedad civil
instauró un Estado protector para estabilizar el capitalismo, pero no para
transformarlo[57]. Ante este ´´estatus quo’’ en la agrupación sindical I.W.W plantea que:
´´Desde muchos años la burguesía chilena ha explotado miserablemente al
proletariado, que ha sido causa para que el proletariado se levante y se
agite(...)los vampiros, gobernantes, capitalistas, han sido siempre una rémora
y una tenaz oposición al progreso y mejoramiento de la clase menesterosa’’[58].
Ante esto, la suspicacia ante la clase dirigente era evidente porque que
carecía de credibilidad que pone en entredicho la delegación de la soberanía en
el pueblo, ya que:
´´Un Estado social e históricamente ajustado debe cumplir, para
ser tal, al menos tres condiciones estructurantes: legitimidad (producto de una libre y deliberada decisión ciudadana), eficiencia (capacidad para resolver efectivamente los problemas que presenta el contexto histórico para la ciudadanía) y representatividad (que sus agentes o representantes apliquen de hecho la voluntad ciudadana a los problemas contextuales que la afectan). Un Estado que no ha incorporado en su estructura ninguna de esas condiciones es, de hecho, un artefacto plagado de patógenos anticivicos``[59].
Entonces este Estado ´´no era otra cosa que un instrumento al servicio
de una élite social cuya base de poder residió en la estructura social más que
en el aparato propiamente estatal, siendo este último sólo un instrumento
auxiliar de la oligarquía’’[60].
A fines del gobierno del ´´León’’ entre los años 1924 y 1925, se
genera un periodo de inestabilidad en el Gobierno provocada básicamente por la
irrupción de la juventud castrense en asuntos políticos como fue el hecho del
´´ruido de sables´´ y por las pugnas de poder entre la nueva burguesía liberal
que pretende desplazar a la vieja oligarquía conservadora. En medio de esta
crisis se hizo un llamado a formar una Asamblea Constituyente para refundar los
principios de gobernabilidad para la república chilena.
Las demandas que emergieron de esta Asamblea preveían una transformación
radical de la situación política y económica del país, sin embargo, este
escenario no fue permitido por la clase dirigente. El Gobierno encabezado por
Arturo Alessandri, ignoró las propuestas de la Asamblea. Además, manipuló a las
organizaciones obreras otorgándoles beneficios relativos que ayudaron a cooptar
y dividir el poder del movimiento social.
El Estado conformado en 1925, fue el acuerdo de las comisiones
designadas por Arturo Alessandri entre sus amigos políticos excluyendo la idea
de la Asamblea Nacional Constituyente. Tampoco fue un sistema político
organizado para implementar un mandato de la ciudadanía, puesto que fue
modelado como un Estado exclusivamente político (estructurado en torno a las
relaciones entre el Ejecutivo y el legislativo). En este sentido, fue un Estado
diametralmente opuesto al esbozado por los asalariados e intelectuales en su
Asamblea Constituyente. Esta asamblea había considerado por unanimidad que el
problema central de la nación era el económico, el de la producción y de la
pobreza (provocado por la politiquería de la clase oligárquica), en cambio, la
política económica aplicada por los gobiernos liberales después de 1925 se
centró en la restauración del patrón oro y en la organización de un Banco
Central concebido en términos monetaristas. Ambas obras fueron de estirpe
liberal, recogieron las demandas tradicionales del antiguo patriciado mercantil[61]
Para hacer posible estas medidas, apelaron al discurso ´´nacionalista’’
de defender la patria ante la tutela de las ideologías internacionales
agitadoras (como el comunismo y el anarquismo principalmente); estas excusas
han dado resultado a la oligarquía para justificar su hegemonía y deslegitimar
a los ´´agitadores’’ acusados históricamente como sediciosos. Entonces, no se
puede dudar de que:
´´El terrorismo, en cualquiera de sus formas, por principio, es
contrario a los derechos humanos. El problema no es el principio. El
problema es histórico, ya que, al revisar página a página la historia escrita y
no escrita de Chile, no se encuentran actos terroristas ejecutados por
ciudadanos indignados, salvo excepciones (sino que ejecutadas por las Fuerzas
Armadas).En una enumeración rápida se pueden contabilizar(…) los fusilamientos
sin juicio de jóvenes opositores en Curicó bajo comando del ministro Diego
Portales; el asesinato a hachazos de los oficiales prisioneros en la batalla de
Lircay, por orden del General Joaquín Prieto; el descuartizamiento de los
oficiales demócratas que se rebelaron en Quillota contra la dictadura de
Portales; las matanzas de opositores durante el gobierno de Manuel Montt; las
ocho masacres de trabajadores de comienzos del siglo XX, hasta 1930(…); las
masacres posteriores de Copiapó, Ranquíl, Seguro Obrero, Plaza Bulnes,
Santiago(1957), de la población José María Caro, de los obreros de El Salvador,
de los pobladores de Pampa Irigoin en Puerto Montt’’[62]
Por ende, hay una conducta permanente de cercenar la soberanía
desde las bases ciudadanas, ya que en sus 200 años de historia, la clase
dirigente (mercantil), no ha admitido nunca, por convicción e interés, ningún
ejercicio público del ´´poder popular constituyente’’[63], Gabriel Salazar
plantea que la soberanía no vive en el Estado(sobre todo en los construidos a
golpe armado) sino, todo el tiempo, en el sujeto comunitariamente constituido,
de modo que puede vivir perfectamente fuera del Estado, distante de la política
y, aún en esa condición aparentemente marginal, puede desarrollarse y empoderarse,
social y culturalmente[64] como fue el ´´experimento’’ en 1925 del proyecto de la Cámara
Funcional que:
´´Reúne en su seno todas las funciones de las diversas actividades de la
vida económica, intelectual y moral de la sociedad, es el sistema necesario y
eficiente capaz de destruir, desde sus raíces, todos los intereses creados y
privilegios de castas que hoy producen de la administración del país,
injusticias irritantes y el desconcierto social. Y recién, entonces,
desapareciendo las causas de todas las desgracias del pueblo, con la extinción
del aparato político opresor de la oligarquía y burguesía en general, empezará
la era de justicia y armonía social(…) la Cámara Funcional a base Gremial, es
pues, al antídoto de las Cámaras políticos mantenedoras de la esclavitud y los
sufrimientos del proletariado’’[65]
Para los integrantes de esta Asamblea, Alessandri estaba lejos del
carácter ´´populista’’y ´´antioligárquico’’[66] que prometía ser en su campaña
electoral de 1920. Por ende, ´´la exigencia de la Constituyente sobre base
Gremial era inaceptable para la clase política y para Alessandri, puesto que
significaba su propio colapso’’[67], esto explica a largo plazo el desencadenamiento
de la insurrección de la oligarquía en el Golpe de Estado de 1973.
Conclusión.
A lo largo de este trabajo se ha dado un recorrido a una parte de la
historia nacional del siglo XX, como fue el primer Gobierno de Arturo
Alessandri Palma(1920-1925), conocido popularmente como ´´el León de Tarapacá’’
que tuvo un singular carisma en las masas populares (principalmente en los
asalariados de la pampa salitrera del norte) entablando así una relación
cercana con los sectores postergados a través de su oratoria a favor del
proletariado y el progreso, instalando con esto las bases del ´´Estado de
Bienestar’’ a través de nuevas leyes sociales para armonizar las relaciones
laborales.
La intención de este artículo fue desentrañar el ´´populismo’’ de
Alessandri desde una de las características principales de la teoría
del populismo clásico, que es el discurso anti-oligárquico, que
se ha puesto en cuestionamiento en este trabajo. Los argumentos que se
expusieron sobre el mito anti-oligárquico, fueron la mantención del latifundio
que le permitió a la oligarquía terrateniente tener una clientela electoral
estable; las tres matanzas obreras como la de San Gregorio(1921), de
Marusia(1925) y la Coruña(1925) a manos del Ejercito bajo los tradicionales
métodos de control social; la subestimación de Alessandri y su círculo político
de la importancia del poder Constituyente de base de Asalariados e
intelectuales que propusieron una Cámara Funcional a Base Gremial que pusieron
en la mesa sus propuestas para una nueva Constitución. El ´´León’’ haciendo
caso omiso de esta propuesta, citó una comisión de partidos políticos que
redactó la ´´nueva’’ Constitución a su medida, siendo plebiscitada con una baja
legitimidad electoral.
Asimismo, las teorías del historiador Waldo Ansaldi sobre las
características de la oligarquía en su estructura política y económica
siguieron vigentes en Chile. Las decenas de ajusticiamientos de parte de las
Fuerzas Armadas a ´´ciudadanos’’ indignados con el establishment político
durante el siglo XX y la carencia de deliberación popular soberana son prueba
de este carácter. Entonces hay que preguntarse ¿Para que sirvió el
´´populismo’’ de Alessandri? Tuvo como finalidad cooptar y manipular a las
masas populares y a las clases medias emergentes a través del poder carismático
y la demagogia siendo estas herramientas efectivas para detener la vía
revolucionaria de las agrupaciones de pensamiento crítico de la época como los
anarcosindicalistas, el Partido Obrero Socialista y la Federación Obrera de
Chile. Por eso se deduce que las reformas del ´´León’’ fueron de índole gatopardista.
Si bien Alessandri destacaba la imperiosa misión de regular las
relaciones entre el capital y el trabajo, buscando para esto la armonía
social basándose en la filosofía del darwinismo social (evolución de la
sociedad), y así, evitar la revolución, no asumió la responsabilidad
política en las matanzas obreras acaecidas en su gestión, destacando
en esto su ambigüedad ideológica que es característica clásica de los
populismos latinoamericanos.
Bibliografía.
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1.-Revista Tiempo Histórico. Universidad Academia de
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. Este artículo está basado en la tesis de grado: El populismo en el primer gobierno de Arturo Alessandri ¿El ocaso de la dominación oligárquica? (1920-1925).
http://bibliotecadigital.academia.cl/handle/123456789/1341
Referencias.
[1] Este artículo forma parte de la tesina de pregrado ´´
El populismo en el primer Gobierno de Arturo Alessandri Palma: ¿ El ocaso de la
dominación oligárquica? (1920-1925)’’. Profesor guía: Leopoldo
Benavides Navarro.
[2] Licenciado en Historia con Mención en Estudios Culturales.
Universidad Academia de Humanismo Cristiano. E-mail:
rodrigo.history26@gmail.com.
[3] Marcelo, Cavarozzi, El orden oligárquico en Chile,
1880-1940 pág.255
[4] J. Pinto, y V. Valdivia. ¿Revolución proletaria o
querida chusma? Socialismo y alessandrismo en la pugna por la politización
pampina (1911-1932)’’ (Santiago: LOM, 2001), pág 19.
[5] J. Pinto, y G.Salazar: Historia contemporánea de Chile
II: Actores, identidad y movimiento. (Santiago: LOM.,1999), pág 39.
[6] Bernardo Subercaseaux, El imaginario político de
transformación en Chile. pág.23.
[7] El Mercurio, 26 de mayo 1920.
[8] Bernardo Subercaseaux, Op.Cit.,pág.27.
[9] Ibíd. pp.30-31.
[10] J, Pinto, y V. Valdivia. Op.cit.,pág 146.
[11] Ibíd. p.144.
[12] Bernardo Subercaseaux, Op.Cit., pág.20.
[13] J. Pinto, y G. Salazar. Historia Contemporánea I:
Estado, legitimidad, ciudadania, ( Santiago, LOM: 1999), pág.43.
[14] Sergio Grez Toso. ¿Autonomía o escudo protector? El
movimiento obrero y popular y los mecanismos de conciliación y arbitraje
(Chile, 1890-1924), Historia, vol. 35, Universidad Católica, Santiago,
2002.
[15] Véase a Gabriel Salazar: Capítulo I: Involución de la clase
política civil, evolución de la ciudadanía en: Movimientos sociales en
Chile. Trayectoria histórica y proyección política. (Santiago, Uqbar,
2012).
[16] En general, la historiografía de izquierda no ha tenido
mayores problemas en catalogar a Alessandri como populista, en tanto que las
visiones más apegadas al pensamiento liberal, aun reconociendo el estilo
caudillesco y la efectividad del apoyo popular se han mostrado más
reacios en aplicar dicha categoría. Véase a J. Pinto, y V. Valdivia, ¿Revolución
proletaria…’’. Op.Cit pág.21
[17] En general ha habido reticencia a aplicar en Chile un modelo
de populismo elaborado en lo esencial a partir de la experiencia argentina,
brasileña, peruana o mexicana, sobre todo por la solidez que aquí demostró el
sistema de partidos y la institucionalidad liberal, así como la movilización
aparentemente ´´racional’’ o instrumental de los actores políticos. Ídem.
[18] Marcelo Cavarozzi, Op.Cit.pág 231.
[19] Ibíd. pág. 232.
[20] Véase a Enrique Fernández Darraz: Capítulo II: El estado
excluyente en ´´ Estado y sociedad en Chile, 1891-1931. El estado
excluyente, la lógica estatal oligárquica y la dominación de la sociedad.Santiago
de Chile. LOM Eds., 2003.
[21] Jocelyn Holt dice que el ´´peso de la noche’’ es la dominación
de la clase dominante terrateniente y la sumisión del pueblo. Esta frase la
utiliza el propio Portales en carta a un amigo donde trata de explicar por qué
Chile es gobernable: ´´ el orden social se mantiene en Chile por el peso de la
noche y por que no tenemos en Chile hombres sutiles, diestros y revoltosos, la
tendencia casi generalizada de las masas a dormir es la garantía de la
tranquilidad pública. Véase: Alfredo Jocelyn Holt, El peso de la noche.
Nuestra frágil fortaleza histórica. (Editorial Planeta/Ariel.1997).
[22]Jorge Larraín, Identidad chilena. (Santiago de
Chile,LOM:2001). Op.Cit.,pág.84.
[23] Véase a Gabriel Salazar Del poder constituyente de
asalariados e intelectuales (Chile, siglos XX y XXI). (Santiago, LOM.,
2009).
[24] D. Martucelli y, M. Svampa, La doble legitimidad del
populismo, Proposiciones Nº22, (Ediciones SUR, Santiago, 1993).
[25] Gabriel Salazar, Movimientos… Op.Cit pág.435.
[26] Waldo Ansaldi; Frivola y casquivana, mano de hierro en
guante de seda: Una propuesta para conceptualizar el término oligarquía en
América Latina, 1981, pág. 2.
[27] Ídem.
[28] Ibíd. págs. 3-4.
[29] Al respecto, Tomás Moulian plantea que en los
gobiernos de Estado de Bienestar’’ (1938-1973) el bloque dominante no logra
expandir el dominio económico y trasmutarlo en político, o sea cuando no puede
actuar como fuerza dirigente, está obligado a desarrollar capacidad de
contención. Esta última capacidad podía tomar varias modalidades; por lo tanto
en aquel periodo se distinguen tres formas de dominación: la defensiva, la
represiva y la integrativa. Véase a: Tomás Moulian: Fracturas.De Pedro
Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938-1973) (Santiago,LOM,.2006).
[30] Gabriel Salazar: En el nombre del poder popular
constituyente. (Editorial LOM: 2011), pág 32.
[31] Estos métodos anteriores de control social son el terror
organizado, entendido aquí como la puesta en marcha de ´´escenarios’’
amedrentadores, la publicidad antisubversiva, el despliegue de fuerza militar y
represiva en espacios públicos, los allanamientos y detenciones masivas. Véase:
J. Pinto y, Gabriel Salazar Historia Contemporánea de Chile Tomo
II:Actores….Op.Cit, pág.26.
[32] Ídem.
[33] Ídem.
[34] Luis Vitale, Op.Cit pág.289.
[35] Maria Aylwin- Carlos Bascuñan-Sofía Correa, Cristian Gazmuri, Sol
Serrano y Matías Tagle: Chile en el siglo XX .(Santiago. Editorial
Planeta.2005), pág 102.
[36] Ídem.
[37] Sol Serrano, Arturo Alessandri y la campaña electoral de
1920.En Siete ensayos sobre Arturo Alessandri, (Instituto chileno
de estudios humanísticos.1979), pág.74.
[38] El Mercurio de Santiago: 28 de Abril de 1920.
[39] Sol Serrano:Arturo Alessandri, En: Siete ensayos…Op.Cit
pág.77.
[40] Paul Drake, Socialismo y populismo en Chile, (Instituto
de Historia. Vicerrectoria académica. Universidad de Valparaíso.1992), pág.34.
[41] Max Weber, Economía y Sociedad, esbozo de sociología
comprensiva, Tomo I; También J. Pinto y G. Salazar: ´´Historia
contemporánea… Volumen II’’ Op.Cit.pág.14.
[42] Bernardo Subercaseaux. Op.Cit.pág.29.
[43] Ibíd., pág.32.
[44] Ibíd., págs. 19-20.
[45]Extracto del discurso de Arturo Alessandri agradeciendo su
designación como candidato a la Presidencia, el 25 de Abril de 1920. En Mariana
Aylwin:Chile en el siglo XX, Op.Cit. pág.280.
[46] Ibíd. págs.281-182.
[47] Luis Vitale.Op,Cit., pág.72.
[48] Ibíd, pág 275.
[49] Paul Drake, Op.Cit.pág .33.
[50] Oscar Bermudez , El drama político de Chile (Santiago,1947),
págs. 16-17.
[51] Gabriel Salazar. Movimientos sociales…Op.Cit., págs361
y 362.
[52] Julio César Jobet, Ensayo crítico del desarrollo
económico social de Chile, (Santiago, Editorial Universitaria, 1955).
También Luis Vitale, Interpretación marxista.., volumen 5, Op Cit pág
73.
[53] J. Pinto y V. Valdivia, Op.Cit., pág.108.
[54] La Voz del mar Año I. Preámbulo de los
trabajadores industriales del mundo. Valparaíso. Quincena de Agosto de
1924.p.5.
[55] Gabriel Salazar: Villa Grimaldi (Cuartel Terranova)
Historia, testimonio, reflexión (Santiago, LOM.2013),pág. 21.
[56] Bernardo Subercaseaux. Op.Cit., pág.25.
[57] Ibíd., pág 31.
[58] La voz del mar.´´El capitalismo usufructuario y la
criminalidad autoritaria’’.Valparaíso.10 de Noviembre de 1925.
[59] Véase a Gabriel Salazar: Construcción de Estado
en Chile: la historia reversa de la legitimidad.En proposiciones, vol 24.
(Santiago de Chile. Ediciones SUR, 1994).
[60] Alfredo Jocelyn Holt: El peso de la noche….Op
Cit., pág.28.
[61] Gabriel Salazar: Del poder constituyente de asalariados e
intelectuales (Chile, siglos XX y XXI)(Santiago,LOM.2009), pág 113.
[62] Gabriel Salazar, Movimientos…. Op.Cit.
págs.100-101.
[63] Gabriel Salazar, En el nombre del poder popular constituyente. (Santiago: LOM, 2011), pág. 28.
[64] Gabriel Salazar, Del poder constituyente…...Op, Cit.pág.12.
[65] Manuel. Silva: Justicia, 22 de Marzo, 1925.
[66] Al respecto, el proceso histórico vivido en Chile formó
políticos que, siendo oligarcas, entendieron que, como políticos, debían asumir
de uno u otro modo, oportunamente, la lucha democrática y Arturo Alessandri,
formado en ellas, encajó perfectamente en el problema y realizó las tareas
políticas de excepción que la oligarquía necesitaba para salvar la crisis y
recuperar el control y la identidad del sistema político chileno ¿Cómo lo hizo?
Asumió, primero, el discurso anti oligárquico de la masa ciudadana, pero no sus
propuestas constituyentes. Véase: Gabriel Salazar::Villa Grimaldi(Cuartel
Terranova)…Op.Cit.pág.21.
[67] Sergio Grez, La ausencia de un poder constituyente
democrático en la Historia de Chile. En Revista Tiempo Histórico.
Universidad Academia de Humanismo Cristiano.Nº1/15-35/.(Santiago-Chile.2010),
págs.27 y 28.
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