marzo 02, 2017

¿Qué es el Consenso de Washington?. Consecuencias para América Latina.

Por Rodrigo Bustos. Historiador. 




El término Consenso de Washington fue acuñado y presentado en 1989 por el economista británico John Williamson para describir sus diez formulas económicas para países del Tercer Mundo. Cabe mencionar que es un conjunto de medidas macroeconómicas que estuvieron asesoradas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos para las naciones en vías de desarrollo que en la década de 1980 estaban en crisis.

El Consenso de Washington es el fiel reflejo de la tesis neoliberal- o fundamentalismo de mercado- del Fin de la Historia que pregonaba el politólogo japonés Francis Fukuyama que consistía en que después de la Caída del Muro de Berlín en 1989 ya no había alternativas ideológicas para la humanidad que no sea el capitalismo a ultranza. La implantación de este ´´Consenso'' ha sido la aplicación de un modelo económico de forma ideológica, carente de pragmatismo que no se adapta a la realidad política, económica y social de cada país. Se perdió la visión de largo plazo, así las reformas cayeron en un grave error, el de subestimar al Estado en las actividades económicas. La ausencia del Estado en la realización de las reformas hizo que estas cayeran en la falta de credibilidad por acrecentar las desigualdades sociales y económicas en América Latina. 

Entre las medidas económicas implantadas están la disciplina fiscal, rol subsidiario del Estado, reforma tributaria, tasas de intereses dictadas por el mercado, tipos de cambios competitivos, privatización de empresas estatales, seguridad jurídica para los derechos de propiedad, liberalización del comercio exterior, liberalización de la inversión extranjera directa y la abolición de regulaciones en general.  


Para América Latina fue un fruto envenenado, como por ejemplo pasó en Venezuela en el año 1989 bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez que aplicó un paquete económico neoliberal de shock consistente en el aumento de los precios de la gasolina y los derivados del petróleo en el mercado nacional, congelamiento de salarios, reducción del gasto público,eliminación de aranceles de importación, entre otros. Estas medidas provocaron el descontento social que provocó una protesta masiva en las principales ciudades del país, con la consiguiente masacre de miles de personas en manos del ejercito; este acontecimiento se le llamó el Caracazo, lo que significó para más adelante el desprestigio de los partidos políticos dominantes en aquel entonces como la Acción Democrática y el COPEI, y a la vez ganó capital político el movimiento bolivariano encabezada por Hugo Chavez para revertir las reformas neoliberales.


La crisis del Corralito (bloqueo parcial de las cuentas bancarias para evitar la fuga de capitales) en Argentina el año 2001 provocó un gran descontento social en las calles. Este desorden financiero fue producto de las privatizaciones de empresas estatales y de los Fondos de Pensiones, y de ley de convertibilidad en el gobierno de Carlos Menem.


La guerra por el agua en el año 2000 en Cochabamba, Bolivia consistía en la oposición social a la privatización del abastecimiento del agua- en manos de la multinacional Bechtel- en esta región del país altiplanico que fue impulsada por el Banco Mundial en el año 1999. Ya en el año 2000 se llevó a cabo el aumento del servicio de las tarifas del agua (producto de la privatización misma) en más de un 50% lo que provocó un malestar social generalizado, provocando rebeliones callejeras. A raíz de esta presión social, en el año próximo se revirtió esta medida, lo que significó un triunfo para los movimientos sociales. Ya más adelante en el año 2003, fue la guerra por el gas que fue un conflicto social centrado en la explotación de las reservas de gas natural en la región de Tarija de gran relevancia económica para Sudamérica. Las protestas fueron dirigidas por movimientos campesinos y mineros de diversas partes del país que demandaban la industrialización y nacionalización de los hidrocarburos porque la exportación de gas a México y a Estados Unidos no era ventajosa para el mercado interno boliviano. Esta demanda es acogida tres años después bajo el gobierno de Evo Morales (justamente en el año 2003 era dirigente sindical cocalero que manejaba el movimiento social de la guerra por el gas) que estatiza las reservas de gas.


En Chile desde el año 2011 se ven protestas masivas en contra del modelo neoliberal dejado por los Chicago Boys desde 1975, que empezó con un cuestionamiento al modelo educativo de libre mercado en donde las universidad se auto financiaban sin mayores aportes fiscales y en el último año el malestar social fue dirigido contra el sistema de previsión privada basada en la especulación financiera nacional e internacional de los Fondos de Pensiones de los chilenos. Estos dos problemas son solo el apéndice del legado del modelo económico que dejó la dictadura militar de Pinochet (1973-1990) y que no se ha podido modificar en la actualidad. 

La amenaza a América Latina y al resto de las naciones del Tercer Mundo de estas grandes instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial de que tienen que aceptar sus medidas económicos en el contexto de crisis, de lo contrario no obtendrían rescates económicas como préstamos para saldar su deuda externa, es un ejemplo de neocolonialismo económico y de una independencia inconclusa. Tiene que haber globalización, pero con equidad y sin abusos de las grandes corporaciones que corrompen a las instituciones del Estado.


A pesar de que estas medidas económicas de corte neoliberal traen mayor riqueza material y confort para sus ciudadanos lo que ha significado un progreso mayor en comparación con el siglo pasado, aun siguen habiendo venas abiertas en América Latina porque se ha atentado contra la soberanía económica de algunos países de América Latina, por eso surgen líderes políticos como Chávez en Venezuela, los Kichner en Argentina, Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, por solo nombrar algunos. Es deber del lector investigar y juzgar críticamente sobre las medidas económicas que se han aplicado en este maltratado continente. 

                



Rodrigo Bustos. Historiador de la Academia de Humanismo Cristiano. Chile.

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